Eran las 8:00 de la mañana, la alarma predeterminada del móvil se repetía una y otra vez, hasta que conseguí dominar mis párpados para que no se volvieran a cerrar y poder silenciarla. Empezaba la rutina nuevamente. Coloqué vagamente mis descalzos pies en el frío suelo de madera, situando uno tras otro, trasladándome al baño. Me deshice del pijama y me metí en la ducha.
Tras leer todos los botes de champú que poseía, me decanté por el que se llamaba "Jardines en Invierno" en la descripción decía algo como "Olores frescos de Rosas Nórdicas." mas muchas otras palabras que captaban innecesariamente mi atención y que de alguna manera me recordaban a mí país. Al acabar de aplicarme el champú, en acondicionador y por último el gel, cogí la toalla naranja que había cosido mi abuela y a suaves toques fui deshaciéndome de las pequeñas gotas de agua que cubrían mi cuerpo.
Me dirigí hacia la habitación, combiné rápidamente los primeros trapos que vi tirados por los muebles. Una americana roja , una camiseta blanca básica, unos pitillos vaqueros y unos tacones negros formaban parte de mi implacable conjunto improvisado. Peiné mi cabello, maquillé sutilmente mis ojos y añadí un rojo chillón a mis labios para darle algo de brío al outfit.
Eran las 9:00 y ya estaban picando a la puerta. Me dirigí hacia ella para poder abrirla.
- Hola Al - Saludó Josh, a la par que expulsaba el humo del cigarrillo que sostenía con la mano derecha.
- Josh ¿No tenias que estar aquí a las diez? - Miré el reloj confusa.
- Si, pero, se me había ocurrido una cosa así que llegué antes- Se apoyó en el marco de la puerta con completa indiferencia.
- Aún tengo que terminar unas cosas, me pillas ocupada -.
- Tengo tiempo - Dió la última calada al cigarro y entró en la casa.
Me acerqué a la encimera de mármol de la cocina, abrí el primer cajón a mano izquierda, el de siempre, introduje la mano en busca de un recipiente lleno de pastillas, fui sacando uno a uno, hasta que encontré el de la marca que necesitaba "Happiness Stuff". Saqué de su interior un par de pastillas roji-blancas y las ingerí sin dudarlo. Guardé el resto de botes y volví a centrar mi atención en Josh.
Era un chico alto, de complexión delgada, musculoso, tenía unos ojos en los que te podías perder fácilmente y un cabello color miel bastante seductor. Lo conocí cuando llegué a Nueva York, desde entonces es una de las pocas personas en las que puedo confiar. Nuestra relación era extraña y difícil de explicar. Era un chico muy ambicioso, gracioso y agradable.
- ¿Qué te parece si te llevo a desayunar por ahí? Porque por el sonido que hace tu barriga deduzco que no has comido nada aún - Propuso alegremente.
- Está bien Josh - Sonreí
- Por cierto, pequeña, esto parece una leonera- Me miró.
- No he tenido tiempo de recoger. - Le saqué la lengua.
- ¿Qué tal vas con el tratamiento? - Intentó buscar sitio en la cama para sentarse.
- Bien - Me situé enfrente de él. - No te preocupes ¿Vale? - Rocé con el dedo índice la punta de su nariz.
Agarró mi muñeca y me empujo contra él haciendo que me sentara a su lado.
- Claro que me preocupo Alice y recuerda, siempre voy a estar a tu lado ¿vale?-.
- Promételo-.
- Te lo prometo-.
La conversación finalizó con un cálido abrazo.
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I Don't Wanna Die
Roman d'amour¡Al era un completo desastre! Nunca nadie entendía como conseguía sus objetivos. Algunos decían que su mirada embaucaba hasta a el más astuto. Otros mencionaban lo brillante y "perfecta" qué era su sonrisa y como esta cautivaba a la multitud. Mientr...