Ninoska—¿Es guapo no? — estire mi brazo tomando el celular de mi amiga con cuidado.
Me re acomode en el suelo alfombrado de su habitación permitiendo que ella se acerque para ver juntas la noticia.
—Me gustan sus pecas, además de su peinado — acerque un poco más la foto enfocándome en su cabello — ¿por qué la mayoría de chicos se lo acomodan así? — com mi mano hice un movimiento hacia arriba como si acomodara mi cabello.
—Ridículo ¿no? — ella rió al ver mi cara y asentí — tienes razón.
—Tras fuerte video de el príncipe en una pelea que aconteció en una fiesta, él junto a los reyes toman la decisión de transferirlo de inmediato al internado Hillerska — sentí mi garganta seca después de leer lo ultimo.
—¿Que? — la emoción de mi mejor amiga fue explosiva. — ¿Hillerska?
—Eso parece. — respondí anonadada dejando que me arrebate su celular.
—¿Por qué no estás emocionada? — dijo con una espléndida sonrisa.
—Mi abuela no me lo había dicho — respondí tomando mis frazadas acolchadas — debo irme, te aseguro que mi abuela para mañana hará un revuelo.
—Suerte — dijo desde su cama a lo que me despedí cargando mis frazadas algo dificultosa.
—Adiós.
***
Como lo había dicho, todo era un auténtico caos, todos explotando de felicidad y yo teniendo que organizar absolutamente todo, si algo salía mal, mi abuela me mata.
Termine de peinar mi cabello frente al espejo, algo cansada, no había dormido durante dos días enviando correos, organizando a todos y preparando las clases para el príncipe.
Y ahí frente al espejo mientras terminaba de poner labial en mis labios me pregunté si el encargarme del internado era algo que quería hacer por el resto de mi vida.
Suspiré cuando esa idea cruzó mi cabeza, definitivamente no tenía otra opción más que aceptarlo,
—Ninoska — lentamente giré mi cabeza para encontrarme con mi abuela, de pie en el umbral de mi puerta — debes bajar, será tu primer recibimiento oficial — asentí tomando mi placa de la familia Hillerska para colocarlo en mi abrigo.
Mis manos temblaban, supongo que el nerviosismo de recibir a las personas más importantes de la nación.
Escuche los pasos de mi abuela por el suelo hasta que llegó a mi tocando mi hombro.
—Lo harás bien, nunca me decepcionas — su mano se deslizó por mi brazo algo serena. — yo recibí a la reina a tu edad, por eso creí que sería lo correcto — baje la mirada al saber que definitivamente no tenía más opciones que encargarme de este lugar — en unos años me retiraré y todo este lugar será tu responsabilidad, así que, asegúrate de que la estancia del príncipe sea la mejor si quieres que sus hijos o los del rey asistan aquí, ahora afuera llegarán pronto.
***
El frío viento que corría en el exterior de el edificio era algo que me agradaba mas que disgustarme, lo que si no me gustaba mucho era el cansancio de mis pies al traer esos zapatos que solo usaba una vez por año, tenían tres años conmigo y son prácticamente nuevos.
—¿Y tus botas? — giré alzando la mirada al escuchar la voz de August.
—Se cansaron de tanto caminar — respondí sin la intención de ser graciosa.