Capítulo 4

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La nueva escuela daba miedo.
La gente era desconocida.
El plantel era más grande, y a la vez,
más pequeño, y más sucio también.

Niños desconocidos corrían por todos lados,
cosa que nunca pasaba en el colegio
donde lo había metido su papá.

Y ni siquiera había tenido tiempo
de despedirse o disculparse con Erick
por lo del día anterior.

Eliot entró al salón de clases que la directora le había indicado, abrazando su mochila y viendo para todos lados. En el colegio todos olían exactamente igual, pero ni bien entró al salón notó la enorme y variada cantidad de aromas que había por ahí.

Había alfas y omegas en el salón.

Una maestra entró corriendo detrás de él, acallando al estruendo que ahí se desenvolvía, antes de notarlo a él. – Oh…-  Soltó, viéndolo a través de sus lentes. –Hola, cariño. Tú… debes ser el niño nuevo. – Asintió con timidez y ella sonrió. – Bueno, será mejor que te presente.

En su antiguo salón de clases no eran tan ruidosos tampoco, observó mientras la maestra los volvía a callar. -¡Niños!  Este es su nuevo compañerito, su nombre es… - Carraspeó, mientras él veía sorprendido a un par de niños que desde sus bancas se peleaban. –cómo… ¿cómo te llamas, cariño? – Le preguntó en voz queda. –Eliot… - Respondió él en voz baja. – Eliot – Repitió ella con una sonrisa. –Espero que se puedan llevar muy bien con Eliot.

Hizo por sonreír, sin saber muy bien qué esperar de todos.

-Entonces, ¿vienes de un colegio de puros alfas? – Preguntó un niño camino al patio donde llevarían la educación física.

-Pues…. Sí-Volteó a los lados, donde un grupito de niños y niñas con un aroma similar al de Erick y su mami iba pasando.

Los otros niños que venían con él se miraron entre sí, con una sonrisa. -¡Qué envidia! – Admitía uno.

-¿Por qué? –Preguntó él. – Debe ser más divertido jugar entre todos…

-Claro que no, ¿quién dijo que jugamos entre todos?-Expresó otro niño con una mueca de desagrado que Eliot no entendió, pero no fue muy necesario preguntar; entre los demás niños se iban complementando. – Vamos juntos a las otras clases, pero lo que es educación física nos separamos, y en recreo también.

-Los betas son unos aburridos sin nada de fuerza –Explicó un niño.

-Y los omegas son unos llorones y unos debiluchos – Añadió otro.

-Ay, pero eso todo el mundo lo  sabe- El primer niño que había hablado resolvió. –Papá dice que sólo sirven para una cosa. – Eliot lo vio sin entender, mientras los demás asentían.

-¿Para qué? –Preguntó de forma inocente, y todos se le quedaron viendo.

Habían llegado al patio, y notó que, efectivamente, los niños de su salón se separaban en tres grupitos a lo largo y ancho de este.

-Pues, para hacer bebés. – Explicó el primer niño, en voz baja cuando el profesor de la clase se iba acercando. – ¿qué nunca has visto a un omega en su celo? Yo veo a mi mamá todo el tiempo, papá dice que esa es su única función, y por eso se quejan tanto…

-¿D-de verdad? – Le miró sorprendido, nunca había oído de tal cosa.

O tal vez sí…. tal vez algo de eso había oído de su papi en otras ocasiones, pero…

El sonido del silbato llamó su atención, al tiempo en que ese niño le jaló del brazo. –Ya va a empezar la clase, vamos.

Eliot frunció el ceño por la confusión, pero se dejó hacer, siguiendo entonces con las actividades que a ellos, como alfas, se les ponía, que en eran hasta cierto punto, iguales que las que les ponían en su anterior escuela.

Erick y EliotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora