QUERIDA LUNA.
TE ESCRIBO, TE RESO, TE MIRO.
¿CUÁNDO SERÁ MI OPORTUNIDAD DE AMAR? ¿DE SER AMADA?
Laggo, el brujo que alguna vez fue dueño de otro cuerpo, que alguna vez vio a su amada ser tomada por su hermano, la luna le entrega más de una oportunid...
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THROUGH THE NIGHT
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Esta noche, enviaré el resplandor de una luciérnaga a algún lugar cerca de tu ventana. Espero que este sea un buen sueño.
IU
- ¿Crees que realmente sea nuestra mate? - Leom susurra en mi oído. Y un ligero escalofrío recorrió mi cuerpo por el recuerdo vivo de la pequeña chica y por la cercanía del lobo.
- Ya he estado aquí, la barrera no me impide tanto como a ustedes - Le recuerdo dando un paso al lado, alejándome de él y de los estragos que producía en mí. - lo supe desde el primer instante en que se acercó - y la nube de recuerdos viene a mí.
Un aroma fresco y dulce viajó a mis narices y luego el tintinear de una suave voz llegó a mis oídos.
No procesé lo que decía, pero sí como las ondas de su voz viajaban por mi cuerpo, como pequeños voltios de electricidad, que planeaban volver mi cuerpo una masa temblorosa. Sus ojos evitaron a todos los que nos encontrábamos allí, incluso a sus parejas.
Y el sonido de su voz no solo levantó mi voz, pero también la de Leom, demostrando nuestro instinto animal a través de unos gruñidos. Su pequeño cuerpo demostró una pequeña reacción a ellos, pero continuó su camino. Como si no estuviésemos allí y creí que continuaría así. Hasta que unos pasos después se giró y por el estridente latido de su corazón sé que en nuestros ojos vio el hambre que nos consumía.
- Lo sé - Leom suelta un suspiro frustrado. Entiendo su frustración, han pasado varios días desde que llegamos a nuestro nuevo ''hogar'' y en ninguno de ellos hemos sido capaces de acercarnos... o si quiera buscarla en el pueblo. - ¿Cuánto más debemos esperar? Ni siquiera sé porqué esperamos.
- Yo tampoco - Suspiro igual.
- Sabes que mereces un castigo por esto ¿no? - Recuerdo perfectamente la voz del Dios y sabía perfectamente de qué hablaba. La mina de recuerdos se abrió ante mí y al parecer no deseaba cerrarse.
- Lo sé - Murmuro ofreciéndole una silla en la pequeña habitación. La estancia que nos habían otorgado en la manada era pequeña y podría decirse cómoda. Pero definitivamente no se sentía como un hogar. Faltaba algo.
