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En otro lugar de la ciudad de Yokohama...

Un vampiro Alfa había invitado a su amigo vampiro Omega a cenar, pues le pediría de su ayuda para encontrar a alguien que tanto deseaba conocer.

La música del restaurante era tranquila y relajada, especial para la ocasión.

— Chūya, ¿te gustó la cena? ¿Está rico?

Preguntó gentil, revolviendo sus fideos mientras observaba cómo el joven pelirrojo terminaba de masticar. Ambos tenían veintiocho años, dieciocho aparentes en edad humana.

— Lo es. Dime, ¿por qué me trajiste aquí?

Cuestionó curioso. Dazai sonrió y sacó una fotografía de un chico joven y de cabellera gris.

— ¿Quién es?

— Él fue mi novio, Chūya. Hace más de trece años. Su nombre, Atsushi Nakajima. Mi intuición de vampiro Alfa me hace saber una cosa... Atsushi-kun y yo tuvimos un hijo y necesito encontrarlo. Encontrarlos a los dos. Tengo años buscándolos pero hasta el momento no logro dar con su paradero... En mi corazón, Chūya... Mi corazón me dice que los dos siguen vivos y me necesitan.

El pelirrojo estaba sorprendido con la información. Jamás imaginó que su mejor amigo hubiera tenido un novio en el pasado, y mucho menos un hijo. ¿De qué manera se suponía que iba a ayudar a buscarlo? Cuando ni siquiera tenía una imagen clara de la apariencia del niño.

— Si los encuentras... ¿Qué harás, Dazai?

— Casarme con Atsushi-kun, llevarlos a vivir conmigo y ser el mejor padre del mundo para mi hijo.

Hubo un silencio de segundos. Chūya había estado enamorado de Dazai en secreto, y tras escuchar esa noticia y sus intenciones... Entristeció. Sabía que no podía intervenir en los planes de su amigo, ni quitarle un padre a un hijo que apenas lo va a conocer. Él no sería capaz de destruir una familia.

— L-Lo harás, Dazai. Ese niño va a adorarte, porque serás un maravilloso padre.

†★†★†★†

Al día siguiente, por la mañana...

Atsushi acostumbraba a acompañar a Ryūnosuke camino a la escuela en su primer día de clases, pues sus traumas del pasado difícilmente se borrarían, y vivía con el temor de que Ryū sufriera otra vez.

— Mamá... ¿Te irás?

Preguntó temeroso, sin intenciones de soltar la mano de Atsushi, mirándolo a los ojos. El albino sentía miedo, pero no quería demostrarlo frente al menor, además de que a escasos metros frente a ellos, se encontraba uno de los profesores, el cual tuvo la labor de recibir a los alumnos en la entrada durante esa semana.

— Tengo que irme, Ryū. Pero volveré. Estaré aquí afuera diez minutos antes de tu salida. Aquí me verás.

Respondió sonriendo, para luego darle un abrazo con mucho cariño al pequeño azabache que ya tenía lágrimas en sus ojos y que, por primera vez, visitaba una escuela.

— Estoy asustado, mamá...

— Todo estará bien. Tienes que ser fuerte y estar tranquilo, Ryū. Confío en tí.

Finalmente se despidió dando un tierno beso en la frente a su hijo. Ryūnosuke se acercó más a dónde se encontraba ese profesor, volteando hacia atrás un par de veces para ver a Atsushi una vez más antes de sus clases. Siempre estuvieron juntos. Separarse era la parte más complicada.

El profesor de la puerta, Chūya Nakahara, tenía sus curiosidades acerca del joven albino que miraba a lo lejos. Se parecía al chico de la foto, pero unos años después.

— Niño, eres nuevo ¿Verdad? Dime tu nombre para anotarte en la lista.

Dijo. Sería su oportunidad de descubrirlo.

— Ryūnosuke...

— ¿Apellido?

— Nakajima.

"Esto no es una casualidad... Está claro, Ryūnosuke-kun es el hijo de Dazai y de ese chico Nakajima. Esto resultó más fácil de lo que creí".

— Oye, niño. ¿Sabías que yo conozco a tu papá y él está buscándote?

— No tengo papá. Nadie me puede estar buscando, señor portero.

"¿Portero?".





¿Dazatsu?

Aquí Dazai, Chūya y Atsushi tienen la misma edad.

RANPO ADOPTA A UNA FAMILIA VAMPIRO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora