Esta es la historia de dos chicos que han crecido juntos todas su vida, como en Harry Potter o en The Flash, ok nos estamos alejando, estos dos jóvenes comienzan a vivir aventuras nuevas, son un par de novatos en cuanto relaciones amorosas... Pero e...
El regreso a clases cayó justamente 2 días después de mi empate con Kate. Que increíble regalo de cumpleaños, ¿No les parece? Casi fue lo mismo el año pasado. Aunque por otro lado más bonito, una sonrisa en mi rostro se formó al leer el mensaje de “Buenos Días” de Kate. ‘Tan linda forma de despertar como ninguna.’ Pensé mientras desayunaba. ‘Lo primero que veo.’ Agregué, imaginando que ahora todas las mañanas antes de salir podría hablar con ella y desearle lo mejor. Cuando llegué al colegio, al mismo tiempo que la mayoría de mis amigos y compañeros, los profesores y padres organizaron un festejo por ser nuestro último primer día, y por ser mi cumpleaños me cantaron, así que todo bien. Ese mismo día estando en casa mi familia me picó torta y disfruté hablar con la muchacha Collins que me dejó flechado. La rutina de la semana estuvo normal y sin mucha novedad. Aprovechaba los ratos libres entre clase y clase para comunicarme por teléfono con Kate,
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quien también iniciaba clases. Ambos íbamos a colegios diferentes, en el suyo de hecho asistía mi prima Iosune, ellas se conocen desde chiquitas y se caen muy bien. Ya un tiempo después, y de forma imprevista durante una clase de Física, mi profesor, Badillo, hacía lo que comunmente hacía: Echar cuentos y chismes con nosotros al mismo tiempo que realizabamos los ejercicios de la pizarra. Yo estaba copiando en mi cuaderno, pero me fijé en lo que se conversaba y entonces uno de mis compañeros le contó al profesor que yo tenía novia. – ¿Eso es cierto, De Santis? – Me pregunta Badillo, volteando a verme. – Si, así es. – Respondí, ignorando los “¡Uuuuuuhhh!” de los demás en el salón.
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– Felicidades. ¿Cuándo se empataron? – Sonrió mi profe. – 21 de Septiembre. Y nos conocemos de toda la vida. – Repliqué feliz de lo que decía.
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