La Noticia

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Famarosa se bajó del corcel, el cual fue velozmente junto a su mejor amiga, abatida por lo sucedido.

-Ánima- dijo firmemente pero con un hilo de tristeza en su voz. -No hemos podido salvar a tu padre- Ánima quedó aún más inmóvil, ya no lloraba, su cuerpo no se lo permitía por el shock.
Esta siguió hablando...
-Llegó muy malherido, había perdido mucha sangre por el camino- aún en la montura del corcel había gotas de sangre. -intentamos hacer lo que pudimos pero fue imposible. Lo siento de veras pequeña- finalizó la directora del centro agachándose hacia ella mientras la abrazaba.
-¿Qué es esa maldita cosa? - preguntó Ánima temblorosa mientras miraba el cadáver de la criatura que acababa de matar.
-No lo se... Lo desconozco. Podría ser una criatura que no ha salido de la espesura del bosque en cientos de años. Pero eso ahora no importa. Lo mejor es que vengas conmigo a Audax y descanses unos días y podamos estudiar la situación. No sólo este acontecimiento es una novedad... - dejó caer Famarosa mientras levantaba a Ánima del suelo.

Ambas montaron en Geringil y alzaron el vuelo, dejando atrás la granja destruida y un gran dolor en el corazón de Ánima. Esta miró hacía atrás, mirando su hogar con la extraña sensación de que no volvería a pisar aquellos lares durante un largo tiempo.

Durante el trayecto a la escuela, Famarosa callaba, sin saber que decir, en cambio, Ánima solo era capaz de hablar y murmurar aquellos acontecimientos. No entendía absolutamente nada de lo que había pasado. No entendía que era aquel extraño meteoro, ni comprendía por qué aquella bestia atacó sin sentido su granja, y mucho menos no llegaba a creer la muerte de su padre. Llegaron a Audax, allí se encontraban sus dos amigos y varios de sus profesores, los que se encargaron de intentar salvar a su padre y los que se encargarían ahora de cuidar a Ánima en lo que tardaba en recuperarse. Aterrizaron en la plataforma, y bajo una mirada de lástima y desconcierto, los allí presentes se llevaron a la joven estudiante a la enfermería, donde se encargarían de cuidarla.

-Seguro que está pasando algo extraño- sonó una voz envejecida desde un tímido lado de la habitación. -ha llegado a mis oídos que están habiendo varios avistamientos de criaturas cerca de la muralla de la Capital- acabó por decir el viejo profesor Oldmin. Oldmin era el profesor de historia y conocimientos sobre la energía de los Soles.
Filipa le miró con preocupación mientras que la directora se dirigía hacia la puerta de salida. -Si es cierto que está pasando algo, seguro que está relacionado con Ánima, de alguna manera. Cuanto más sepamos, más probabilidades tendremos de ayudarla- comentó mientras abría la puerta.
-¿Que podemos hacer? - preguntó (el amigo)
-Pues podemos empezar investigando en la biblioteca, quizás encontremos algo de información sobre las criaturas o sobre el meteoro- sugirió Filipa con el afán de resolver aquel problema que se les había presentado.

Oldmin siguió los pasos de Famarosa, pensativo. Caminó por los pasillos hasta que llegó a su estudio. Se sentó sobre su asiento y con los codos apoyados en la mesa y las manos sosteniendo su cabeza comenzó a pensar de que manera podría ayudar a darle luz a todo este asunto. Luego de un rato dió un brinco y se acercó nervioso a su tremenda estantería, llena de libros sobre historia, la energía de los Soles, runas, hechizos y algunos otros temas. Estuvo mirando varios tomos, hasta que decidió coger uno llamado "Las Profecías de los Soles".
Comenzó su investigación...

Otro de sus profesores, Lapister, fue sin dudarlo al laboratorio donde tenían el meteoro que había caído. Allí se encontraba, sostenida por un objeto metálico, bajo unas luces que lo alumbraba como si se estuviera exponiendo. Este tomó un artilugio que colocó sobre un once sus ojos, un martillo y un cincel y comenzó a extraer un pequeño trozo para examinar su composición con mayor facilidad.
Mientras tanto, Famarosa, en su despacho hizo llamar a otra de sus profesoras, la joven Telma, encargada de la enseñanza sobre biología animal y medio ambiente.
-Dígame señora directora ¿En que puedo ayudarla? -
Telma, a pesar de su joven edad y sutil gracia, sabía perfectamente como acercarse a los demás.

Los Tres SolesWhere stories live. Discover now