Capitulo 1: El incidente de los cristales

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Habían pasado ya un par de noches, desde que Aizawa apareció en sus dormitorios para calmar a todos los estudiantes, que se habían despertado con el sonido de cristales rotos. Aunque a él lo que lo despertó fue el sentir una especie de estallido, como una energía que sacudía el suelo de su cuarto, antes incluso de oír los cristales, que explotaron dos plantas debajo, en el dormitorio de Deku.

    Siempre era Deku, no podía negar a Aizawa que ese chico era alguien problemático, pero no era un cobarde; y cuando todos bajaron para descubrir el qué los había despertado, sus ojos no daban crédito. Midoriya sonreía, se disculpaba por el escándalo, pero Katsuki sabía que no estaba bien. Estaba luchando por escapar de allí, podía ver el miedo en sus ojos, a pesar de que Deku había demostrado en mil y una ocasiones su valentía.

    Todos le preguntaron al día siguiente, durante las clases, si estaba bien. Mientras comían y mientras entrenaban, pero Bakugo no lo hizo, no iba a preguntar al maldito nerd si estaba bien para que le mintiese en la cara.

    Nadie quedó indiferente ante el hecho de que Deku estaba extraño, pero no se atrevían a preguntarle qué había pasado en realidad por la noche, y él tampoco parecía querer hablar de ello.

    Ese primer día, Bakugo ya notó como el peliverde mantenía alejada su mente de cualquier conversación que le diese cara redonda o mitad y mitad. Sus ojos siempre se perdían por la ventana, incluso más de lo que ya era habitual cuando murmuraba para sí mismo, y tampoco lo hacía ahora como solía ser habitual en él.

    ¿Había sido el One for All? Quería preguntárselo, quería tomarlo del cuello de la camisa, arrastrarlo fuera del aula hasta un sitio donde ambos pudieran hablar, quería gritarle que no estaba sólo en esto, joder. A pesar de todos los esfuerzos de Katsuki durante su niñez e instituto en dejarlo fuera, en apartarlo, él siempre iba a proteger a Deku. Siempre estaría en la distancia, como la luna que solo brilla cuando se va el sol, siempre iba a seguir a su rayo de luz.

    Katsuki luchó contra sus instintos y trató de darle espacio, pensó que al día siguiente Deku retomaría su felicidad y sonrisa característica en él. Lo observó todo el día y resultó aún más anormal, rehuía a sus amigos aunque era de una forma muy leve, tanto que parecían no darse cuenta o no querer ser conscientes de ello. Menos Todoroki, ese sabía al igual que él, que Deku, estaba raro, incluso más singular de lo que ya era de normal.

    Izuku tampoco asistió al entreno de la tarde, la versión que les dio Aizawa fue que estaba con Recovery Girl, para comprobar que todo estaba correcto y algo más que ni escuchó, las mentiras no merecían su atención.

    Al tercer día del incidente pasó lo mismo, ya no podía retrasarlo más, tenía que hablar con Deku. Había tenido el teléfono listo más de veinte veces en la última hora, decidido a mandarle un mensaje para poder hablar, pero hacía tantísimo que no hablaban como... Cómo amigos. ¿Para Deku él era su amigo?

    Katsuki se hacía estas preguntas, tumbado en su cama sin ser capaz de dormir, ni de reunir la suficiente concentración como para hacer otra cosa que no fuese pensar en Deku.

Deku. Deku. Deku.

    ¿Qué había pasado esa noche? ¿Estaba solo en el cuarto? ¿Acaso perdió el control del One for All?

    Sus dedos bailaban sobre la funda de su móvil que reposaba en su pecho, estaba a un simple mensaje de texto de poder saber algo de él, de tratar de ayudarlo, pero era un cobarde. ¿Con qué cara iba a tratar de ayudar a alguien que había tratado como si fuese una mierda durante tantísimos años?

    No encontraba respuestas a sus preguntas, ni palabras que pudiese enviar a Deku en un mensaje, y cuando estaba a punto de rendirse, escuchó el ascensor. ¿Qué hora era? Su móvil marcaba las 00:32, demasiado tarde para una fiesta privada. Abrió el chat de Deku y como sospechaba: En Línea.

    No dudó en levantarse de su cama corriendo, coger una sudadera y calzarse para salir de su dormitorio. Era su oportunidad de hacer algo bien con Deku. Ni se molestó en tomar el ascensor, a pesar de estar en la cuarta planta, no iba a alertar de su futura presencia.

    Bajó lo más rápido que le permitieron sus piernas y cuando llegó a la primera planta fue directo a la cocina donde encontró al nerd, ajeno a su presencia y con unos cascos que hasta él podía escuchar la música, mientras se preparaba lo que parecía era un café. ¿Estaba loco?

    Ni se molestó en avisarle para tratar de evitar que se asustara con su aparición. Sin delicadeza fue directo a quitarle la taza de las manos, provocando que de los labios del peliverde escapara un silencioso grito.

    — ¡Kac-Kacchan! No sabes el susto que me has dado.

    Midoriya se quitó los cascos antes de llevarse una mano al pecho tratando de controlar su desbocado corazón, tanto que no tenía fuerzas para quejarse cuando el rubio tiró su bebida al fregadero.

    — No puedes tomar esto por la noche, sino no dormirás estúpido nerd.

    —Esa era la idea...

    No iba a dejar pasar ese susurro y mucho menos ignorar que Deku estaba tratando de irse de la cocina como si esto, lo que fuese que estaba ocurriendo, no fuese con él. No, no se iba a marchar de rositas, así que Katsuki lo detuvo tomándolo de la muñeca y tirando de él, evitando también así que lo ignorase.

    — ¿Crees que salgo de mi cuarto a estas horas y bajo a la cocina por cualquier secundario de pacotilla que se levanta de su cama, Deku? Más vale que no me mientas y me cuentes que pasó la otra noche.

    —¿Q-qué? No, yo no, no pasó nada Kacchan.

    — ¿Vas a mentirme también a mi? — No lo pretendió pero aquello había sonado más dolido que enfadado o violento. Mantuvo su mirada fija en los verdes ojos delante suyo, hasta que pensó que no iba a sacarle nada más, justo cuando su agarre iba a liberarse...

    — Lo siento yo... ¿podemos ir a hablar a tu cuarto? No me siento cómodo, no aquí.

    Podría haber preguntado qué por qué su cuarto, por qué no el de Deku, pero no iba a arriesgar la posibilidad que había aparecido delante suyo de poder ayudar al peliverde.

    Dejó bajar su mano de la muñeca de Izuku hasta su mano, abrazándola con más cuidado del que hasta él mismo pensaba que podía mostrar, y tiró de él hacia el ascensor. Ni se planteó que tal vez aquello incomodaba a Izuku, sólo no quería darle la oportunidad de huir de su lado.

    Le pasó volando el viaje en ascensor y cuando entraron en su cuarto echó el pestillo por dentro, quería asegurarse de darle privacidad a Deku. No soltó su mano en ningún momento del camino, así que cuando fue plenamente consciente de ello lo dejó marchar.

    —No quiero que nadie nos moleste, aunque quien está en el cuarto de al lado es pelo de mierda y no se despierta ni con un terremoto.

    La risa de Deku lo reconfortó más de lo que había pensado. Lo observó dejar su teléfono y cascos en su mesa, antes de ir a sentarse a su cama, podía afirmar que estaba relajado. Iba a dejarlo empezar y seguir su ritmo, con la finalidad de darle todo el espacio posible optó por tomar asiento en el suelo delante de él, asegurándose de que si bajaba la mirada lo seguiría mirando a él.

    —La otra noche, tuve un sueño y vi... Vi el origen del One for All. Pero también vi el del All for One.

Un sueño con Lazos OscurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora