cap 3 callejón diagon 🐉

7 1 0
                                    

Habían pasado unos cuantos días desde el incidente en casa sev yo decidimos q iríamos nosotros solos a comprar todo y quedaríamos con nuestros padres tres horas después.
Me levanté con toda la pereza del mundo para ducharme y ponerme una sudadera con capucha granate con un pequeño estampado de sol y luna entrelazados en la zona alta, izquierda del pecho. Junto con unos vaqueros negros ajustados y unas air force one blancas con calcetines de color verde chillón, ahora q lo pienso era algo particular en mi pero nada lo suficientemente notorio como para q t dieses cuenta.
Baje a desayunar ya más despierta y activa con la ilusión de ir a comprar los materiales, pero el miedo de bajar a desayunar con el, ayer fue uno de los peores días hasta el momento.
Me heche crema en mis espesos rizos pelirrojos y me mire en el espejo satisfecha por el resultado, parandome por un segundo a admirar el ligero mapa de pecas que parecían seguir una línea recta en mi cuello o las pobladas cejas no en exceso pero si lo suficiente como para que se notasen bastante. Pero eso no era ni de lejos lo más notorio de mi, pues mis rizos tomaban el protagonismo de mi cabeza enmarcando mi cara y resaltando mis gruesos labios, tenía el pelo muy corto no me llegaba siquiera a los hombros y solía haber un par de rizos q se empeñaban en taparme la visión.
Al llegar al salón me encontré una imagen increíblemente macabra y retorcida, toda mi familia hablando alegremente mientras desayunaban sev hablando con mis padres mientras ellos se dirijan miradas amorosas, quién diría q desde ese puto día, solo yo era el centro de su frustración, y mi madre pero ella lo soportaba. Por nosotros.
Al llegar a la mesa aprecie los ligeros cambios casi imperceptibles, casi.
De repente mi padre apretaba más el cuchillo con el que echaba la mermelada o mi madre me dirigía miradas de pena o mi hermano se había quedado sospechosamente callado.
Porque aunque no lo hiciera delante suyo lo sabían. Lo sabían y callaban como putas.
Tampoco es que pudieran hacer nada, nadie podía.
-que tal has dormido cariño-
Me dijo mi padre, para cualquier persona esa frase le parecía lo más normal del mundo un padre preocupandose por su hija pero no, el y yo sabíamos lo que significaba. Note la presión de la mano de sev entrelandose con la mía, y no sabe lo que se lo agradeci internamente.
Llevábamos como 15 minutos intentando ponernos de acuerdo en donde iríamos primero asique al final decidíamos q iríamos por separado.
A lo primero que me diriji fue a la tienda de bromas, o estaba dirigiéndose cuando se choque con algo, o alguien.
Un chico bastante mono vestido con un sueltes gris y unos pantalones color crema junto con unas converse blancas.
- lo siento-
Dijo aquel chico totalmente apenado, cosa me resultó adorable
- no te preocupes yo también iba distraída-
Dije apreciando las ligeras pecas de su cara
- soy remus lupin-
Dijo estrechandome la mano
- Albert Snape-
Dije con una sonrisa
- te gustaría ir conmigo a la tienda de bromas?-
Tenía la esperanza de hacerme amiga de aquel chico
-claro, vamos rápido que dentro de un rato la cola será imnesa-
Y así fue como ese par de desconocidos fueron caminando hacia la tienda compartiendo sus pensamientos y risas, sin saber que eso se haría muchísimo más normal de lo que creían.

El primer encuentro con un merodeador
💙

Entre ellosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora