IX

1.2K 236 176
                                    

Capítulo 09. - Novena Noche.

꧁༺༻꧂

- ¿Cuándo va a abrirse? - Resopló mirando el huevo sobre la cuna apoyando su mentón en el barrote superior de esta.

- Cuando este listo lo hará. - Haikuan bajó el antiguo libro que leía.

- Pero quiero verlo ya. - Hizo un puchero.

- Todo a su tiempo.

- Creo que ya ha crecido lo suficiente.

- Aun le falta un poco más, no te impacientes.

El huevo pareció escucharlos porque hizo un movimiento. Siempre que los escuchaba hablar, este se removía un poco, sobretodo cuando era el murciélago quien lo hacía. Parecía ser que el huevo ya tenía a su padre favorito. ¡Traidor! Cheng había puesto el huevo.

El dragón acarició el huevo con suavidad antes de darle un beso y acompañar a su rey Murciélago en la cama. Este lo recibió en sus brazos después de dejar el libro a un costado.

Cheng respiró el aroma de su hombre y se sintió en paz, pero enseguida se puso nostálgico al mirar por la ventana un búho y ver los pequeños murciélagos revolotear afuera del lugar.

- ¿Cómo estará el amo Zhan? - Mordió su labio inferior. - ¿Crees que quiera regresar pronto con nosotros?

- No lo sé. - Haikuan besó su cabeza.

- Todo por ese maldito cazador que se burló de él.

- Tranquilo, no creo que se haya burlado de él.

- ¡No puedes confiar en sus palabras!

- Creo que solo es un joven inmaduro que no supo mostrar sus sentimientos.

- ¿Qué quieres decir? ¿Lo vas  a justificar? ¡Ni siquiera lo conoces, solo intercambiaron un par de frases y ya te convenció! - Se sentó enojado alejándose de él.

Haikuan suspiró y buscó su mano antes de hablar pero fue ignorado por el dragón.
El mayor no insistió, solo se acomodó mejor mientras miraba la ventana, luego dijo con tranquilidad.

- He vivido demasiado tiempo, mucho más que tú. He observado en silencio a la gente que he visto a lo largo de seis siglos. - Cheng lo miró se reojo. - No importa que palabras utilicen, no importa cuan dulces sean estas, en sus ojos se puede ver la verdad, sus miradas no mienten, es por eso que dicen que los ojos son el reflejo del alma. Él no es malo y...

- ¡Es un cazador! Por supuesto que es malo. - Se cruzó de brazos.

- No digo que conozco a profundidad a aquellos que observo, pero... creo que entiendo un poco a todos ellos.

- ¿Qué quieres decir?

- Humanos, cazadores y vampiros... no son completamente buenos o completamente malos, muchos de ellos actúan en consecuencia de sus sentimientos o creencias, su mente se nubla y son egoístas. - Cheng lo miró en silencio. - Cometen errores pero todos lo hacemos.

Haikuan recordó aquella noche en la que se enfrentó a Yibo y miró a través de sus ojos, era la miradas de un tonto enamorado y asustado, casi se había visto a sí mismo hace más de trescientos años atrás, cuando comenzó a mirar al dragón adolescente que se ponía cada vez más lindo a su vista. Pero temió que el otro fuese demasiado joven, él también lo era, pero prácticamente era mayor por casi cien años.

Él ya había cumplido la mayoría de edad mientras que Cheng era solo un adolescente que había tomado el rol materno de un pequeño vampiro que aún no había aprendido a succionar sangre.
Así que temiendo ser rechazado y sintiéndose un pervertido, suprimió sus sentimientos por casi cien años hasta que el chico fue quien se le declaró. Cheng lo volvió al presente con su respuesta.

Nocturnos (YiZhan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora