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¿Creías que no me habia dado cuenta? Estas llena de tics. Siempre tocabas tu cuello, tus clavículas. El cuello de un cisne, te decía yo. El precioso soporte de tu cabeza. Siempre tenías algo en el cuello. Una bufanda que habías comprado en el mercado de una callecita sin salida, el collar de la piedra mágica que habías encontrado en un parque, la gargantilla que le habías quitado a mi hermana. Todas esas cosas se veían hermosas en tu cuello, acariciando tu clavículas marcadas y duras. Perdiéndose bajo la infinidad de camperas que tenías puestas.
El collar que te regale ¿aún lo tienes, P? ¿Aún te acordas de mi? Te has ido y te has llevado un montón de mis cosas. Quiero que me devuelvas mi collar. Y la campera azul. Y la camiseta de los Beatles. Y el pedazo de mi alma que se fue cuando te fuiste vos.
Creo que me he enojado. Eres una ladrona P.
La ladrona que amo.
Ven y devuelveme mis cosas.
Te quiere un enfadado:
Felipe

PenélopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora