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Cuando me dijiste que volvias a España, no me miraste a los ojos. ¿Por qué? ¿Acaso sabías que no ibas a volver? Penélope. Te espere 6 años. No habían noticias de ti. Te llamaba al móvil y no contestabas. No volví a saber de tus ojos verdes, ni de tus pestañas kilométricas. Dime que ves, P. Dime que ven esos enormes ojos vivos que tenes. Dime si han llorado. Dime si han visto algo más interesante, algo que ha hecho que no vuelvas.
Se la injusticia y la belleza que han visto tus ojos.
Se cuantas veces te has mirado en el espejo queriendo encontrar la pestaña blanca que te dije que tenias la primera vez que te besé. Adivina que P. Lo inventé. No tienes ningúna pestaña blanca. Te dije que la tenías porque necesitaba acercarme a ti. Y verte a los ojos. Tienes al bosque en los ojos. Un bosque embrujado. El bosque bendito donde me he perdido cientos de veces.
Cuando duermes, P, tus pestañas me hacen cosquillas. Tus cejas se relajan. Ya no pareces enojada. Te he besado los párpados cuando te dormíste viendo Rango. También me he tomado tu Coca Cola ese día.
Tus ojos verdes me llaman. ¿Donde estás? Le he robado el celular a Lucía, a ver si ella tiene tu número. Aquí estás. Te voy a llamar P.
Contesta. Te quiero:
Felipe

PenélopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora