F.O.N.D.U.E (Erótico Avengers)

9. Steve Rogers

Estoy exhausta.
Nat y Clint son los encargados de entrenarme y enseñarme tácticas de ataque y defensa, y estoy bastante acostumbrada a sus exigencias. Pero hoy fueron extremadamente severos con mi rendimiento.
El entrenamiento duró 2 horas y media, hace 20 minutos finalizó y sin embargo yo sigo tirada en el piso del ring, no puedo levantarme por más que quisiera.
Escucho que la puerta del gimnasio se abre y veo los pies de alguien acercándose a mi.
Steve se sienta a mi lado y me mira.
- Estabas tardando mucho en subir y me preocupé- me dijo acariciando mi espalda.
- Lo siento, Nat me exprimió hasta la ultima gota de energía en el ring hoy- le contesté.
- Entiendo...- dijo para luego pararse y alzarme como bolsa de papas.
- ¡¿Qué haces?! - le pregunté exaltada por el movimiento tan repentino, pero no me contesta.
Sigue su camino hasta las duchas del gimnasio y me deja en una banca, cuidadosamente se agacha y empieza a sacarme las zapatillas.
- Puedo hacerlo yo- le dije.
- Ya lo sé, pero yo quiero hacerlo- me contesta con una sonrisa dulce.
termina de quitarme el sostén deportivo y enciende una ducha. Me toma la mano guiándome adentro y cuando siento el agua tibia rozar mi piel lo miro, se estaba desvistiendo.
- Espero que no te moleste que me duche contigo- me dice.
- Para nada, pero ¿estás seguro de que nadie entrará de repente y nos verá aquí?- le pregunto un poco preocupada.
- Estoy seguro, todos salieron a cenar al restaurante de shawarma cerca de aquí, Tony insistió en pagar- me dijo despreocupado mientras me abrazaba, mojándose.
Yo me río por la viveza del millonario y cierro los ojos para relajarme. Mientras siento como Steve acaricia mi espalda y va bajando hasta mi trasero, lo toma con sus manos y lo aprieta. Sube sus manos hasta mi cara y me besa, el beso va subiendo de tono mientras nuestras manos recorren todo el cuerpo del otro.
- Date la vuelta- me pide. Yo volteo y siento la punta de su erección rozando mi entrada para luego entrar de golpe. Apoyo mis manos en la pared húmeda de la ducha mientras Steve me penetra con fuerza y ansiedad. Nuestros gemidos inundan la habitación entera y no nos importa si alguien entra, solo queríamos llegar al clímax.
Steve toma mis pechos mientras se empuja cada vez más rápido dentro de mí, apoya su cabeza en mi hombro y escucho sus gemidos bajos.
Estamos así unos cuantos minutos hasta que ya no aguantamos y nos liberamos.
- Dios, estoy muerta. No creo poder moverme- le digo a Steve tirando mi cabeza hacia atrás y apoyándola en su pecho. El cierra la ducha y nos envuelve en una toalla, me toma en sus brazos y nos vamos hacia nuestra habitación.

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han pasado 84 años... pero acá estoy :)