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Byakuya Kuchiki.
Aun recordaba aquel día, mis sentimientos al verla pasear por los jardines con su uniforme de la academia, ambos compartíamos algunas clases, ella era muy popular en aquel entonces y no solo por ser la hermana menor de un capitán, destacaba por sus grandes habilidades como segadora.
Mi padre insistía en que me esforzara por ser un digno rival para Hanabi Aizen, fui muy competitivo pero ella me rechazaba siempre...
Mientras yo me mataba entrenando ella solo se recostada entre los pétalos de cerezo que caían de los árboles de mansión Kuchiki; Hanabi nació con un don natural para ser la mejor en todo.
Mis celos aumentaban al punto de odiarla y repudiar su nombre y apellido... eso fue hasta la noche en que me enamore.
La tenue luz de la luna iluminaba su pálido rostro y se deslizaba de forma traviesa por sus mejillas hasta perderse entre las sombras de las nubes que eran arrastradas por el cálido viento.
Hanabi se encontraba jugando entre el jardín, danzaba junto con su zampakuto en elegantes movimientos dignos de la nobleza.
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En todo momento mantenía esa sonrisa de idiota que tanto me disgusta o eso pensé pues ahora la veía como la sonrisa más hermosa.
Enfunde mi espada y me acerque a ella como si una mano invisible me invitara a estar con la pelinegra.
—¿Qué tanto miras, príncipe Kuchiki?
Y ahí estaba de nuevo llamándome por ese tonto sobrenombre que ella misma me impuso.
—No es de tu incumbencia.
Hanabi tomo la cinta de mi cabello y la deslizó suavemente hasta retirarla.
—Lindo cabello—Uso paso Flash para alejarse de mi.
—Dame eso, es un emblema de mi familia.
—Los nobles son tan aburridos... deberías dejar de preocuparte tanto por ser el mejor y divertirte un poco.
¿El mejor? Si yo solo entrenaba para poder superarla en algún momento.
—Yo no soy aburrido.
Luego de aquella noche escapabamos constantemente para ir a pasear o molestar a su hermano.
Hanabi parecía ser una chica muy enérgica y feliz pero siempre tenía esos ojos tristes, llenos de melancolía por algún recuerdo o quizás pasado doloroso que se negaba a compartir conmigo.
Aun así me enamore de cada detalle y por sobre todo de esos ojos llenos de frialdad.
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Claro que nada puede ser perfecto y los finales felices no existen, ella se alejo de mí por órdenes superiores. Se gradúo de la academia antes que yo y fue nombrada teniente de la décimo tercera división.
Por supuesto no pude olvidarla tan fácil, luego conocí a Hisana y el resto es historia.