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—Lo que la capitana Hanabi necesita es un romance que cambie su vida—Las mejillas rojas del capitán Kyoraku delataban su estado de ebriedad por lo que la mencionada no dijo nada al respecto.
Sin embargo había una persona en la sala que no pudo evitar escuchar ese comentario, le molestaba la idea de que le recomendaran a Hanabi el tener una relación.
¿Por qué le molestaba?
Byakuya tan solo se levanto y se fue del lugar sin dar explicaciones o despedirse.
—El capitán Kuchiki es un hombre muy serio—Dijo Matsumoto entre risas.
Byakuya.
Odiaba los festivales y por sobre todo el convivir con el resto de capitanes y soportar su alcoholismo.
Me fui del lugar sin decir nada, solo le di una mirada de desaprobación a Hanabi, la pelinegra estaba ebria por lo que no debía preocuparme ya que no recordaría nada.
Ya era de noche y el cielo era iluminado por las linternas que se habían lanzado previamente al iniciar el festival. Me sente sobre el borde que daba al jardín de la octava división; este año el fue anfitrión.
—Príncipe Kuchiki—Me gire de golpe al escuchar ese apodo que no oía hace más de 50 años, no pude evitar levantar la ceja como símbolo de confusión.
—¿estas tomada?—ella se sentó a mi lado con una copa en la mano, el olor la delataba desde kilómetros.
Sus mejillas rojas y ojos entre cerrados junto a la torpeza con la que hablaba me causaron un poco de ternura.
—Definitivamente ese sake era muy barato, Hirako conseguía mejores bebidas del mundo humano.
—¿acabas de llamarme príncipe Kuchiki?
—Capitán Kuchiki ¿por qué dejaste de hablarme?
La seriedad y tristeza con la que me dijo eso me hizo quedar pasmado en mi lugar, no esperaba una pregunta como esa.
Y cómo si fuera parte del destino el viento hizo que los pétalos de Sakura quedarán atrapados entre su cabello y el uniforme. Suspire profundo para luego acercar mis dedos hasta sus cortos mechones y quitar los pétalos de su cabello.
Sus ojos se abrieron por la sorpresa de nuestra cercanía, deje mi mano en su cabeza y me paralice pues acababa de percatarme que invadía su espacio personal.
—¿Byakuya?
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