CAPÍTULO 4

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Messi salió de la casa de Cristiano y echó a correr. Había mentido: no tenía que entrenar, tan solo necesitaba estar a solas un rato.

Quería a Cristiano, de eso estaba seguro, pero ya se había declarado y no sabía que hacer ahora. Tampoco sabía que eran ellos. ¿Novios? ¿Mejores amigos? ¿Amigos a secas? Ambos se querían, claro está, pero cada vez que lo veía pensaba que quizá hubiera sido mejor dejarlo todo como estaba, no declararse y seguir amándose en secreto.

Nunca había tenido pareja, salvo una novia en primaria que sólo quería que Messi le comprara unos Cheetos.

Comprarle unos Cheetos a Cristiano no parecía la mejor opción.

Un rato más tarde llegó a su casa. Se sorprendió al ver que la puerta no estaba cerrada con llave. ¿Se habría dejado la puerta abierta? Entró en casa. Las luces estaban encendidas.

-¿Hola? ¿Hay alguien?

Entró en el salón. Sentado en el sofá, estaba Mbappe.

-¿Mbappe? ¿Qué haces tú aquí? ¿Cómo has entrado?

-Tengo las llaves de tu casa. ¿No te acuerdas? Una vez  estabas muy borracho y me pediste que te llevara a tu casa. Te habías dejado las llaves dentro y tuvimos que usar las de repuesto que tenías debajo del felpudo. Sin querer me acabé llevando las llaves.

-Vale, pero ¿que haces aquí? ¿Y por qué me has esperado  en vez le llamarme o enviarme un mensaje?

-Tengo que hablar contigo. Verás, dentro de poco va a ser mi cumpleaños. Tenía planeado invitarte a ti y a Cristiano, pero hace unos días Cristiano y yo nos peleamos. He intentado pedirle perdón pero no quiere hablar conmigo. Por favor, habla con él. Dile que lo siento mucho y que me gustaría que viniera a mi cumpleaños. ¿Lo harás?

-Sí, no te preocupes.

-Vale, entonces me voy, que tengo cosas que hacer. Adiós, Messi.

-Adiós, Mbappe.

Messi se sentó en el sofá. Estaba cansado y no le apetecía hacer nada. Encendió la tele y se quedó dormido. Tuvo un sueño en el que él y Cristiano se casaban, pero en medio de la boda, Mbappe aparecía y provocaba un incendio.

Se despertó de golpe. Eran las 4 de la mañana. Seguía en el sofá con la tele encendida. Apagó la tele y se fue a su habitación. Intentó dormir, pero no pudo.

A la mañana siguiente llamó a Cristiano.

-Hola. Te llamo para decirte si podemos quedar esta tarde. Tengo que hablar contigo.

-Claro. ¿Te parece bien que nos veamos en el parque a las siete?

-Vale, pues hasta entonces.

A las siete en punto Messi llegó al parque. Hacía años que llegaba siempre puntual cuando quedaba con Cristiano.

Cristiano estaba sentado en un banco. Se sentó a su lado.

-Hola.

-Hola. Oye, dime la verdad. ¿Te ha enviado Mbappe?

-¿Cómo lo has sabido?

-Hace una semana que nos peleamos y aún no había enviado a nadie para pedirme perdón.

-Pues sí, por eso me ha enviado. Dice que lo siente mucho y que si querrías ir a su fiesta de cumpleaños.

-Y si tanto lo siente, ¿por qué no ha venido él, en vez de enviarte a tí?

-Dijo que tu no le hablas desde la pelea.

-Eso es mentira.

-Pues entonces no sé. Tendrá cosas que hacer, supongo.

-Dile que lo perdono, y que iré a su fiesta. Pero que la próxima vez que quiera decirme algo, que haga el favor de venir en persona, y no enviar a ningún mensajero.

-Vale, se lo diré.

-Pues adiós.

-Adiós.

MI BICHITO SIU SIU (MESSI X CR7)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora