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-mi secretaria.
-liberados.
-umbrella.
-Mis paparazzis.
-infinito cielo.
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••• CAPITULÓ 24 ••• El mensaje.
—Eleena —susurro ran levantándose lentamente del cuerpo inerte de su difunta esposa, este miró una vez más el rostro pálido de la chica, sus pómulos delgados y su piel deshidratada. Ran miró nuevamente los ojos de la chica esperando a que esta abriera los ojos pero eso no sucedería, el chico se negaba a pensar algo como aquello, Eleena ya está muerta.
Tus ojos se llenaron de lagrimas y diste un paso hacia él cuando ran se reincorporó girándose para voltear a verte, sus ojos violeta estaban rojizos, su piel pálida y sus labios algo hinchados y su nariz colorada.
—Ran...— le llamaste con la voz algo quebrada, de inmediato ran extendió su mano hacia ti y te atrajo hacia él pero luego acurrucarte entre sus brazos, cerraste los ojos dejando que las lagrimas escaparan, comenzaste a sollozar y ran te apretó más contra él.
—¿necesitas que te ayude con algo ran?—pregúntate con la voz temblorosa.
—Con los preparativos del funeral solamente eso —Asentiste y suspiraste con pesadez, no podías creer todo lo que había sucedido en tan poco tiempo.
Elena era la mujer más buena y noble que habías conocido, sin duda alguna jamás conocerás a mujer tan maravillosa como lo fue ella y si algún día tendrían que llegar a encontrarse en otra vida, sin duda correrías sin pensarlo dos veces a sus brazos.
Ran y tú se giraron a mirar a Elena en medio de su dolor, ella por fin ya estaba con quien más amaba, estaba con ellos sin duda alguna y eso no tenía precio puesto que la muerte era el único amigo que le ayudaría a Elena a volver a ver a su ser amado.
En el funeral muchas personas y grandes empresarios llegaron a velar a Elena, muchas personas te miraban de pies a cabeza incluyendo a ran por lo que decidiste alejarte de él, no todos sabían lo que sucedía realmente entre ustedes dos y mucho menos la historia entre Elena ran y tú.
—mujer —escuchaste una voz grave detrás de ti, te giraste a ver y te sorprendiste al ver a alguien que no te esperabas, tu y él no eran muy buenos amigos cuando estabas en las pandillas con los chicos. Parecía más elegante y menos bandolero que cuando lo consiste, estaba perfectamente vestido con un traje color negro con detalles de dragones, miraste su cabello rubio perfectamente peinado, incluso parecía un hombre más refinado .
—Madarame Shion —le saludaste inclinando levemente la cabeza a la vez que te cruzabas de brazos, sin duda alguna aun le tenías desconfianza después de todo.
—no me llames así t/n — dijo esté acercándose a ti, su expresión era neutra, no expresaba aquellas miradas burlescas y descaradas que te dedicaba — dejemos las formalidades y los rencores del pasado.
