Noche

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Hinata llegó a la cocina junto con Daichi y ambos se encontraron con un silencio realmente incómodo. Estaban Kuroo, Tsukishima, Sugawara y Yamaguchi muy serios, como si acabaran de recibir una noticia horrible.

— ¿Qué sucede? —Preguntó el pelinaranja con algo de temor, esperaba no incomodar más.

— N-nada. —Sugawara habló, pues no quería involucrar a más personas en esto, no porque no confiara, sino porque no sabía si podían lidiar más con esto.

— Creo que lo descifré, Hinata. —Kuroo habló volteando con el más bajo. — Creo que Yamaguchi es el Dios de la sabiduría.

— ¡¿En serio?! —Hinata olvidó la tensión que había percibido al escuchar eso, pues sería genial tener un Dios de la sabiduría.

Los demás solo miraron curiosos a Kuroo, pues fingía que no sabía que Yamaguchi era humano, intuyeron que lo hacía para bromear y jugar con Hinata.


Sugawara solo le dijo a Yamaguchi que pensara las cosas y luego le diera una respuesta, que ignorara lo que dijo Kuroo sobre su muerte, si él no quería tener la enfermedad de su padre estaba bien y lo respetaba.

Ese día también comieron, el único que preguntaba al respecto sobre porqué lo hacían era Hinata, decía que lo veía innecesario y sin sentido, pero terminaba cediendo.


Terminando, Tadashi fue por su celular, necesitaba marcarle a Kageyama, quería saber como se encontraba su padre y sentía que necesitaba hablar con su amigo antes de tomar una decisión.

Estaba por marcarle cuando su celular sonó, Tobio le estaba marcando a él, que buena sincronización.


— ¡Tadashi! ¡¿Por qué no has llamado?! ¡He estado muy preocupado por ti y cuando intento marcar las llamadas no entran! —Fue lo primero que escuchó de su amigo.


— Hola, sí, estoy bien. ¿Y tú? —Dijo con burla al ver como ni le había preguntado eso.


— No estoy de humor para juegos, he estado muy preocupado por ti. —Kageyama bufó, no estaba molesto, solo que estaba muy inquieto.


— Relájate, hablamos ayer. —Entendía la preocupación de su amigo, pero tampoco se le hacía para tanto, después de todo hablaron ayer y le iba a marcar ahora mismo.


— ¿De qué hablas? Hace una semana que hablamos, e intentado marcarte pero no entraban las llamadas, eso me hizo pensar que te había pasado algo.


Yamaguchi se quedó petrificado al oír aquello, ¿una semana? Pero había sido ayer cuando habló con él, estaba seguro de eso, ni siquiera durmió por estar hablando con Tsukishima.


— ¿Tadashi? ¿Tadashi...? ¡Tadashi!


— ¡Ah! L-lo siento. —Dijo cuando escuchó la voz de su amigo llamándolo, se había quedado pensando.
— Creo que he perdido un poco la noción del tiempo. —Al finalizar agregó unas risas nerviosas para que no se viera tan serio el asunto. — Tobio, ah... ¿Sabes cómo está mi papá?


— No he podido entrar mucho porque no soy familiar, pero no deja de preguntarme por ti y porqué no has ido a visitarlo. Le dije que has estado ocupado pero no se miró muy convencido. Deberías volver y verlo, los doctores dijeron que al parecer tu padre ya tenía problemas en su corazón pero nunca se atendió, por eso esta muy grave... Deberías volver para verlo, ya sabes... Por cualquier cosa. —No quería decirlo de una manera que fuera brusca o tosca, pero tampoco sabía qué palabras usar.

El Dios de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora