Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería
Baile de Navidad, 1994Hermione sintió la boca de Viktor sobre la suya y cerró los ojos. Apoyó las manos sobre el musculoso pecho del buscador y se aferró a la tela de su uniforme de gala, dejando que él amoldara sus labios a los de ella, que la guiara en los primeros pasos de su primer beso. Una mano enorme se apoyó en su mejilla, acunándola con ternura y no pudo evitar ladear la cabeza, acariciándose con aquella áspera palma.
Los gritos de Ronald, hablando con Harry acerca del penoso comportamiento de Hermione rompieron la magia del momento y se separó con frustración.― No hagas caso Herr-mi-one ― susurró el búlgaro calentando sus labios con su aliento ― solo son celos. Erres herrmosa y hoy todos han visto cuanto
Ella sonrió, apoyándose en él y suspiró, dejando que la abrazara, Viktor la hacía sentir bonita y femenina, como nunca antes. Él la había visto de verdad, desde que llegó a Hogwarts sus miradas, sus gestos... él vio más allá de la sabelotodo de cabello enmarañado y espalda encorvada por el peso de los libros, él vio algo que los demás habían ignorado durante cuatro años.Y era cierto, si le preguntaran a Viktor él diría que era su belleza suave y calmada lo que le había hecho fijarse en ella. La sensualidad que se apreciaba en su forma de caminar, en el modo en que se retiraba los indomables rizos del rostro, en la manera en que mordía sus labios y sonreía con una timidez aderezada de picardía. No era una belleza, ni una chica que llamara la atención a simple vista. Pero tenía los ojos castaños más hermosos que Viktor había visto nunca. Brillaban expresivos, de alegría, de furia o de tristeza y, si tenías la suerte de estar lo suficientemente cerca de ella, como él, podías apreciar las pinceladas doradas que los adornaban y las suaves y casi invisibles pecas de su nariz y su cara.
Viktor sabía apreciar la belleza y la de Hermione Granger estaba ahí, latente, esperando para florecer. Sería una mujer increíble, no tenía ninguna duda acerca de ello y esperaba poder tener una oportunidad con ella, en el futuro, cuando esa mujer emergiera y todo fuera más fácil.
― Mañana nos verremos ― le dijo besándola suavemente una vez más, aguantándose las ganas de profundizar en aquella boca adictiva que prometía placeres inconcebibles ― Ve.
Ella le miró sonriendo y se alejó hacia sus amigos. La escuchó pasar al lado de ellos y salir del Salón de baile gritándoles furiosa. Sacudiendo la cabeza y utilizando adjetivos poco educados para dirigirse al imbécil del pelirrojo, se marchó antes de dar rienda suelta a las ganas que tenía de demostrarle a Weasley que enseñaban en Durmstrang.
Hermione se sentó en las escaleras y se descalzó, tirando los zapatos a un lado mientras sollozaba. Ron era un idiota, nunca cambiaría. No solo parecía ser invisible para él si no que además no la dejaba tratar de olvidarse de aquellos extraños sentimientos que despertaba en ella.
Poco a poco todos se fueron marchando y las puertas del Salón se cerraron, dejando dentro a unas pocas parejas que aún seguían bailando.
― ¿El primate bobalicón te ha abandonado Granger?
Ella levantó la mirada hacia el Slytherin y le miró un par de segundos antes de ignorarle y seguir masajeando los dedos de sus doloridos pies.
Por una milésima de segundo, Draco olvidó que era una sangre sucia, olvidó que era la insoportable amiga de caracortada y comadreja Weasel, olvidó todo, porque aquella noche, Hermione Granger estaba increíblemente hermosa. Él mismo se había quedado con la boca abierta al verla aparecer del brazo del buscador búlgaro, odiaba admitirlo y, de hecho, no lo reconocería jamás ante nadie, pero estaba preciosa y todos se habían dado cuenta de que había algo más bajo aquel uniforme, algo que ella nunca antes se había atrevido a mostrar.
Claro que, una cara bonita y un cuerpo tentador no podían ocultar el hedor a impureza que desprendía, pensó con una sonrisa cruel.
— ¿Tan pronto se cansó de ti? — Volvió a la carga, decidido a arrancarle una ácida respuesta, como siempre — Tal vez no tienes lo que necesita, veo que has estado llorando ¿Te ha dicho que no eres lo bastante mujer para complacer sus... apetitos?
Sabía que eso no era cierto, había escuchado los gritos que le había dado a la comadreja y no entendía porque no le había lanzado una maldición por gilipollas. Había que estar ciego para no ver que Weasley estaba completamente colgado de la chica, traidores a la sangre él y su estúpida familia.
— Olvídame Malfoy.
El rubio arqueó una ceja y miró a todas partes, asegurándose de que nadie le estuviera mirando. El que hubiera decidido mandar al cuerno las normas sociales preestablecidas por unas horas no significaba que quisiera que fuera de dominio público.
Draco Malfoy siempre tenía lo mejor. Y aquella noche, ella había sido lo mejor de la fiesta.
— Ven conmigo — dijo girándose y mirándola por encima de su hombro — vamos Granger, ¿Tienes miedo?
Se alejó con una sonrisa burlona y paso seguro, convencido de que ella le seguiría y ahogó una risita al escuchar los pasos tras él.
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La cara y la cruz
FanfictionTodo comenzó en un baile... Una cenicienta muy especial, claro que, ella no perdió un zapatito de cristal aquella noche, perdió mucho más que eso y su destino... Su destino cambió, para siempre. Disclamer: Nada de esto me pertenece, solo la historia...