Iba todos los días a la biblioteca, el lugar seguro de aquellos únicos y diferentes, vamos ríe, pero sabemos que tú y yo somos los que creemos que somos únicos y diferentes. Y creo que también somos lo que pasamos la vida pensando que algo increíble nos va a suceder, y cuando no sucede, nos auto-convencemos de que todo pasa en algún momento, quizás no hoy, ni mañana, pero si pronto.
Llegó un día en el que no pude ir, me olvidé de un libro en casa, por lo que vi que era inútil volver a la biblioteca a devolver el libro que no llevaba conmigo. El libro estaba sobre la mesa, lo recuerdo bien, con la tapa colorida mirando hacia la ventana y una anotación en un papelito que decoré para no olvidar una frase en particular, no cumplió su meta, no recuerdo de que frase se trataba. Me dije "Mañana iré", mañana pasó y no fui, me dije bueno no pasa nada, tengo hasta una semana para devolverlo, la próxima semana iré.
No fui, y el libro se quedó en mi estantería observando mi irresponsabilidad, pensé "Entonces iré cuando me lo reclamen, ahora no tengo tiempo", me pregunté si en verdad no tenía tiempo o estaba regalando mi tiempo a cosas y personas que no lo merecían.
Pasó algo extraordinario... nunca reclamaron el libro, pasaron los meses, terminé el último año de secundaria, el libro seguía reposando allí, sin ninguna protección, doblándose en las puntas, tomando un aroma a humedad, y observándome día a día hasta que me di cuenta de que la biblioteca había cerrado.
Estaban regalando algunos libros y vendiendo otros en una feria en la plaza frente a la biblioteca; después de eso, la ciudad se vio más triste, o yo la comencé a ver así. No tuve el valor de devolverlo, que lo tomara otro y leyera las anotaciones que había escrito con tanto ímpetu en mi juventud.
Comenzó a verse todo más triste.
Le lancé el libro por la cabeza a una persona que juró estaría conmigo para siempre, ¡Dios, gracias! El libro revotó y cayó sobre la cama; presenció el engaño, el dolor y todo proceso de depresión en la que me comencé a ahogar.
Ni sé de qué se trataba el libro, pero nunca lo devolví, y creo que ya no podré devolverlo, me lo he olvidado sobre la mesa, y no pienso comprar otro boleto solo por él... a pesar de que él siempre estuvo allí.
