III

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Eve, la curiosa chica en la que estaba pensando todo el tiempo, con un aura tan desagradable pero inmensa presencia, había acordado juntarse conmigo hoy, en su casa.

Desde que empece la universidad no he socializado absolutamente nada, lo unico que hice fue participar de las clases de dia, y en la noche participar en fiestas organizadas por gente de las cuales ni sabia sus nombres, Reina me llevaba, me habia convertido en un adicto a apreciar el estado más miserable de los seres humanos, me sentía incluido. Como un nómade, cada que terminaba una fiesta me dirigia a otra, como una mosca que recorria de basurero a basurero, hasta que la luna se escondia y el sol volvia a deslumbrar el cielo de la mañana. Besaba a cada persona que se me insinuara, porque nadie sentía nada, no era amor; para algunos era un olvido, para otros una venganza, para mi no era nada, por mas preciosamente hermosa o hermoso que fuera la persona a la que estuviera dandole el permiso de probar mis labios, me daba igual.

El unico afecto auténtico que senti fue con Espe, cada vez que besaba a alguien pensaba en ella, como hubiera sido llegar a grande teniendole a mi lado, aún si estuviera estudiando o en el lugar mas lejano del mundo, si estuviera reluciendo como ser humano o quedandome estancado en un foso de errores con ella, al menos el tenerlos mutuamente hubiera sido suficiente, aún si el cariño que nos teniamos era de amigos, estoy seguro que cualquier beso de Espe hubiera sido mas dulce que cualquiera de los que haya sentido en las fiestas a las que habia ido. A veces en las noches pienso en ella, durmiendo en la esquina de una cama mal hecha, usando el cubrecamas como capullo para evitar el frío que apenas atenuaba con el calefactor que tenía, pienso en como sería en dormir juntos, comer juntos, despertar cada mañana y verle sonreir, como nunca antes lo hizo, el llegar a la adultez juntos tal vez nos hubiera hecho cambiar, constantemente nos preguntabamos juntos sobre el futuro, como lo afrontariamos, con miedo apenas podiamos hablar de ello, mientras nuestras manos temblaban en las cadenas de los columpios, nunca imaginé que no podría ver el futuro con ella, que no estaria a mi lado por siempre, y en las noches lloro, lloro como imbecil, porque me duele pensar que yo fuí el mayor reesponsable de su muerte, cargar con el peso de ello me hacia sentir horrible, y el que yo siga adelante sin ella, solo por el capricho de temerle miedo a la muerte, me hacia sentir aún peor, a veces pienso en lo lindo que hubiera sido darle un abrazo, siempre fuimos muy cercanos, pero ambos eramos timidos, ninguno nunca tuvo el valor de tomar la mano del otro, el cariño verbal era lo unico que teniamos, como me arrepiento de no haberle dado nunca un abrazo, como hubiera amado acariciarle la cabeza mientras le decia que todo estaría bien, aún cuando sabia que por dentro y para mi mismo, yo no pensaba así, el aliviarle aún cuando estaba mal, el haber sido mas para ella, y las lagrimas brotaban de mi cara, mientras ponia mi cabeza en la almohada buscando un regazo que nunca recibi, que solo senti con ella, nadie estaba para mi ahora, y tenía que aguantarmelo, sufrir solo.

Ir a fiestas y encontrarme con Eve era incomodo, era todo lo contrario a empática, solo pensaba en ella misma, cada vez que se besaba con un chico se burlaba de él por besar mal, y luego lo seguía besando, ni siquiera tomaba alcohol, pero fingía ser mas blanda y accesible como un borracho haria, decia verdades a medias para no mentir, era un demonio buscando vacios legales para parecer un ángel, trataba de ignorarla pero me sentia perseguido cuando la veia, ambos nos ignorabamos, de eso estaba seguro, ella no tendría jamas la intención de que pareciera que me tenia interés, lo se porque era exactamente lo que hacia, me daba tanta curiosidad, queria saber cual era su lado mas humano, si era siquiera capaz de sentir alguna emoción humana sin fingirla, quería conocer su autenticidad. Siempre sonreía, excepto el dia que nos conocimos, en el preciso momento que me arrebato el cigarrillo de las manos, supo que eramos parecidos, trato de entenderme, al igual que yo, pero ninguno logró nada, ambos nos besamos hasta rompernos los labios, con disgusto por saber que había otra persona ahí que era miserable de la misma forma, no estabamos ahi para encajar, para disfrutar, para olvidar, estabamos ahi para pasar desapercibidos, para parecer que estabamos por la mismas razones que el resto.

Mi propio existirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora