RinAngry Week 2022 // Ringry Week 2022

Día 4

Souya creo que te quiero

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Desde el día en el que le otorgaron su segundo género, nunca le quiso dar importancia por varias razones. Principalmente, a Rindou no le importaban los estándares establecidos por estos, ya que aunque él fuera alfa no significaba que por ello fuese superior al resto de géneros. Tampoco quería creer que por el simple hecho de ser alfa tuviese que acabar saliendo solamente con omegas, cosa con la que sus padres estaban totalmente de acuerdo. Suficiente motivo para solamente salir con hombres o mujeres alfas y betas.

Sus padres nunca les prestaron demasiada atención, ni a él, ni a su hermano. Siempre tenían cosas más importantes que hacer que jugar con sus hijos, ir a sus recitales, o incluso más importantes que darles las buenas noches. Por lo tanto el querer fastidiar a sus padres vino de que descubrió que estos le daban especial importancia a las parejas que él y su hermano tenían.

Cuando apenas tenía 14, empezó a salir con una de sus amigas alfa, Senju. Lo cierto es que él creyó que estaba enamorado de ella, lo cual resultó ser una equivocación. Algo normal al ser jóvenes e inexperimentados.
No obstante, Senju y él lo dejaron en buenos términos y acabaron siendo amigos muy cercanos, compartiendo todas las nuevas cosas que vivían, tanto juntos como separados.

Nunca le dijo a sus padres que él y Senju ya no seguían juntos, simplemente lo dejó estar para su propio deleite. Siguió así hasta que finalmente encontró a otra persona con la que congeniar, también alfa, pero esta vez hombre.

Era la primera vez que se sentía atraído hacia un hombre, pero tampoco le llegó a dar importancia ya que era algo totalmente secundario. Qué más daba hombre o mujer; alfa, omega o beta. Lo único que le importaba realmente era encontrar a alguien con quien estar cómodo.

Sanzu, su actual novio era un alfa de cabellos rosados y blanquecinos, con un aura bastante imponente y de anatomía parecida a la suya.
Se conocían desde pequeños y siempre se estaban fastidiando mutuamente. No dejaron de molestarse hasta que el pelirrosa le entregó una carta declarando su amor, de forma bastante egocéntrica pero tierna en cierto modo.

Rindou aceptó y comenzaron su relación como pudieron. Ambos seguían siendo principiantes en esto, y no querían hacer de su relación una mala experiencia.

Sanzu vivía en un piso pequeño solo, no muy decorado, simplemente con lo esencial. Solían pasar las tardes de clase juntos en el piso de Sanzu, y algunos fines de semana en los que los padres de Rindou desaparecían, iban a casa de este a jugar a videojuegos, ver pelis e incluso a cocinar juntos.

Eran una pareja como cualquier otra. Pasaban tiempo juntos, se besaban, y en cierta forma y a su manera se querían.
Sanzu no solía expresar su cariño abiertamente, siempre le había costado, pero poco a poco fue cambiado su actitud gracias también a la paciencia y comprensión de Rindou.
De vez en cuando, se animaba a saludarle con un beso suave en los labios al rubio de mechas azules. En otras ocasiones incluso se quedaba abrazado a él delante de sus amigos.

A Rindou le hacía muy feliz ver a su novio a gusto con él y ver lo bien que le hacía estar con su compañía. Pero como muchas veces pasaba, había algo que no terminaba de encajar en su relación.
A veces se paraba a pensar en si lo que sus padres decían era cierto; es decir, quizás solo un omega y un alfa pueden amarse de verdad. Siempre lo había considerado un disparate, pero viendo como no terminaba de conectar con Sanzu y como tampoco conectó con Senju, le dio miedo la idea.

Pocas semanas después de que esos pensamientos intrusivos se volviesen constantes, decidió dejarlo con Sanzu. Rindou sabía claramente que no era nada justo para Sanzu estar en una relación en la que uno da más de lo que recibe a cambio.