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Omnisciente


Septiembre 18, 2022

Nailea, una compañera de curso de Emilia, era quien le llevaba las tareas o se comunicaba con Emi por si debía de hacer algo en el colegio.
La castaña faltaba repetitivas veces, corría peligro de perder el año y eso a pocos le preocupaba. Pero Nailea le preocupa y hace lo posible para ayudarla, después de todo Emi fue la primer persona que la ayudo en sus primeros días de clases, la que la ayudo a defenderse de los demás y quién le enseño varias cosas en tan poco tiempo.

Tocó la puerta de la casa de Emilia y espero unos cinco minutos ahí aunque sintió que fueron eternos.

—Hola, nai —saludo Emi saliendo fuera de la casa.

—Hola, Emi, te traje la tarea de esta semana para que te pongas al tanto —dijo Nailea mientras le entregaba una carpeta.

Emilia la tomo en manos y miro algunas hojas con rapidez.

—muchas gracias, nai —agradecio Emi mientras volvía su mirada a Nailea

—¿Cuando volves al colegio? Se te extraña por ahí —dijo Nailea y Emi soltó un suspiro.

—Mi mamá volvió a recaer y me quedo con ella por cualquier cosa, pero estos últimos días la veo mejor así que capaz vuelva —le explico Emilia a Nailea, está última asíntio.

La madre de Emilia estaba enferma, tiene algo que aparece de a ratos y se queda por un buen tiempo. Emilia no sabe si eso que su mamá tiene es mortal, pero por las dudas se queda con ella cada vez que recae.

Ambas viven solas, Emi no tiene padre ni hermanos que puedan ayudarla con su madre, pero eso no le importa mucho a Emilia porque ella es capaz de renunciar a todo por el bien de su mamá.

—Te invitaría a pasar dentro, pero todo está hecho un lío y bueno —explico Emi.

—No tranqui, si tenés tiempo y querés vamos a tomar un helado —propuso Nailea y Emilia asíntio.

—dale, espera que le aviso a mi mamá y salimos.

[…]

La castaña paso buen rato con Nailea. Ambas fueron por un helado y después se dirigieron al parque exactamente fueron a la fuente de agua.

—pedi un deseo —dijo Emi mientras sacaba una moneda de su bolsillo y se la extendía a Nailea.

—Okey, a ver… —Nailea tomo la moneda y pensó por unos segundos antes de tirar al agua la moneda.

—¿Que pediste? —pregunto Emi y Nailea puso un dedo sobre su boca, susurrando un "shh"

—los deseos no se cumplen si los decís en voz alta —dijo Nailea y Emilia sonrió al entender.

—bueno, ahora me toca a mi —dijo Emilia mientras agarraba una moneda de su bolsillo y la tiraba al agua.

—me da intriga tu deseo —dijo Nailea y ambas rieron.

—shh, no se cumple si te lo digo —dijo Emilia y Nailea sonrió mientras la miraba.

Comenzaba a anochecer, Emilia miro el cielo por unos segundos y después movió sus labios.

—ya es hora de volver —dijo emilia mientras se levantaba de su asiento y miraba a Nailea.

—¿Queres que te acompañe a tu casa, Emi? —pregunto Nailea y Emilia negó.

—Yo te acompaño a la tuya, dale vamos —dijo emilia comenzando a caminar.

Nailea al ver a la castaña caminar frente a ella sonrió, le gustaba su compañía.

[…]

Emilia paso todo el trayecto de ida a su casa contando sus pasos, se perdio en varias ocasiones pero hacia trampa fingiendo que no. Según ella eran menos de 900, total si no era así nadie lo sabría y nadie podría quejarse al respecto.

Al llegar a su casa entro y escuchó la canción "male fantasy" de Billie eilish sonar en el living, camino hasta allí y se encontró a su mamá limpiando con música de fondo.

Sonrió al ver tal escena.

—Hola, mamá, perdón por llegar tarde —dijo Emilia y su mamá negó con una sonrisa.

—No pasa nada, se que estabas con tu amiga y no siendo narco en un barrio peligroso —dijo su mamá y ella soltó risas.

—soy una bandida, mamá —dijo emilia mientras caminaba hasta la cocina para tomar un poco de agua. Al terminar de tomar agua camino hasta su habitación, al llegar allí noto la patineta nueva sobre su cama.

Aún no la había utilizado, no tuvo el tiempo. La tomo en manos y camino hasta el living.

—¿Es muy tarde como para probar la patineta un rato? —pregunto emilia mirando a su mamá con esperanzas de que le dé permiso de salir de nuevo.

—son las ocho y media, te dejo salir a probar la patineta hasta las nueve nada más —respondio su madre seriamente, emilia asíntio con una sonrisa y luego corrió a la puerta.

—vuelvo enseguida, gracias.

Emilia dejo caer la patineta bajo sus pies y luego comenzó a avanzar sobre ella, se sintió bien, demasíado.

En varias ocasiones tuvo que bajar la velocidad, ya que si no la chocarían y chau patineta o incluso su vida. Su recorrido hasta la casa de Jaden termino, observó las luces encendidas en la casa pero una ventana con las cortinas abiertas llamo su atención…

Jaden se encontraba en el living de su casa jugando algún juego en el Playstation, se le veía concentrado. Emilia tomo su patineta y camino hasta la ventana aquella y dió tres toques.

Jaden salto del susto al ver una silueta en su ventana, pero al verla bien y descubrir quien era de inmediato se levantó y salió fuera.

—dios me espante demasiado —dijo jaden mientras salía y observaba a la castaña reír.

—perdon, iba a tocar pero te ví muy concentrado y dije "¿por qué no?" —solto emilia mientras miraba al chico frente a ella.

—mira si no era yo y era mi gemelo —dijo Jaden y ella levantó sus hombros.

—supuse que eras vos por tu corte —dijo ella y jaden sonrió. —te preguntarás a qué viene mi visita nocturna y la respuesta está aquí.

Emilia puso su patineta frente a jaden y el chico abrió sus ojos con sorpresa.

—¿Ya me vas a dar las clases? —pregunto mientras tomaba la patineta.

—si pero no me hago responsable si te rompes un brazo y después no puedes jugar béisbol —dijo emilia y jaden soltó risas.

—tranquila no será así —dijo jaden mientras miraba a la castaña con una gran sonrisa en su rostro.

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Contando Ovejas; Jaden Walton Donde viven las historias. Descúbrelo ahora