~Papa x Omega:

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Situados en el pequeño espacio del baño, Omega miró expectante como el ghoul misterioso se quitaba la máscara, para descubrir que, tras ella, se encontraba Emeritus. El mismísimo Papa.

-¡P-papa!

-Hola, mi querido Omega. -dijo Emeritus con una sonrisa burlona. Tenía el mismo aspecto de siempre.

-No sabía que habías llegado ya de tus vacaciones. Te hemos echado de menos... Pero, ¿qué hacías disfrazado de ghoul?

-Yo también a vosotros, mis queridos ghouls, pero quería daros una pequeña sorpresa al llegar. Y lo del disfraz bueno... Tenía curiosidad por saber que se sentía llevar vuestros trajes, es algo que siempre he querido hacer. -dijo Papa sonriendo encantadoramente.

-Pues sí que me has sorprendido..

El Papa oscuro se acercó a Omega, como un gato apresando a un ratón. El ghoul miró a Emeritus sorprendido.

-Ahora....¿Por qué no recuperamos el tiempo perdido?

Omega se sonrojó al recordar el beso que habían compartido en su fiesta de despedida, justo antes de que Papa se fuera por 1 mes de descanso.

-Oh vamos Papa, estábamos borrachos.

-¿Significa que no lo disfrutaste?

-¡No, no! Quiero decir sí, lo disfruté.

-Entonces no hay nada que nos detenga... -insistió Papa, apretando al ghoul contra la puerta del baño. Omega tragó saliva. -Sobretodo he echado de menos algo....

-¿Una buena comida?

-Sexo.

Omega empezó a sudar en este punto. No sabía si su líder lo decía en serio o solo estaba bromeando.

-Y me gustaría que me ayudarás a relajarme, Omega. -dijo Emeritus con un guiño. Subiendo una de sus manos hasta su boca, mordió el guante blanco que le cubría la mano, para retirarlo lentamente, sin dejar de mirar al Ghoul fijamente.

-E-es una broma... ¿No? -preguntó el Ghoul, encerrado entre la pared y Emeritus.

-Claro que no. Siempre hablo en serio cuando se trata de Abba o de sexo.

Omega se rió un poco por la referencia a su grupo favorito. Al ver que se relajaba, Emeritus posó su mano desnuda en su cadera.

-Qué me dices, ¿eh?

Sin darle tiempo a responder, Emeritus procedió a lamer una franja del cuello de Omega. Estaba tan caliente y húmeda. Casi más de lo normal.

-Mierda.

El Papa oscuro se rió maliciosamente mientras acariciaba los costados del ghoul.

-Mírate, tan emocionado... -pronunció bajando la mirada hasta la entrepierna del ghoul, que a estas alturas no podía disimular la erección en sus pantalones. Papa se mordió el labio -Sigues siendo mi Ghoul favorito, por eso te ofrezco esto...

-¿E-el qué?

Un leve apretón en su erección respondió a la pregunta. Casi no pudo aguantar el gemido que amenazaba con salir de su garganta. Mierda, mierda. Esto es raro... Pero a la vez tan condenadamente caliente.

-¿Puedo chuparte?

Omega casi implosiona con solo oír esas palabras. En serio, ¿qué demonios?

-P-papa, yo... No sé qué mosca te ha picado. Es verdad, entiendo que estás cachondo por todos este mes sin nadie pero... No sé...

-Sssh, mi dulce Omega. Si me lo permites, estaría encantado de hacerlo
-Pero no sería mejor que... ¿Te ayudará yo a relajarte?

Emeritus se rió ante la ocurrencia del Ghoul.

-Oh, esto sí que es una sorpresa... Pero no te preocupes por mí, puedes devolverme el favor después.

Omega gimió cuando sintió la lengua de Emeritus recorrer su cuello de nuevo. Abrió su traje sin ningún disimulo, lentamente, dejando cada vez más piel a la luz.

-Además...

Omega miró hacia abajo, su líder se había puesto de rodillas acariciándolo y la vista no podía ser más hermosa y caliente.

-Ya sabes que nunca me pierdo la oportunidad de chupar una polla.

El ghoul tragó saliva. No puedo evitar sonrojarse al ver a Papa arrodillado ahora frente a él. Sus ojos brillantes de emoción parecían traspasar su alma, mirándole tan intensamente que Omega tuvo que apartar la mirada unos instantes. El hombre no perdió el tiempo y sacó el miembro de sus pantalones, haciendo gemir al ghoul al sentir el aire frío en su sobrecalentada piel. El aliento caliente chocó contra su miembro haciéndole estremecerse y Emeritus se inclinó para lamer una raya desde la base hasta su eje, lentamente.

-Joder, Papa...

El hombre debajo de él tarareo complacido por los gemidos del ghoul. Hacía mucho tiempo que no hacía esto, pero no había perdido ni un ápice de experiencia. Su lengua jugueteaba ahora con la punta, lamiendo el sabor salado del ghoul y gimiendo él mismo de excitación.

-Sabes muy bien. -murmuró Emeritus con una sonrisa burlona, mientras masturbaba al ghoul con su mano desnuda. Omega se quejó entre dientes por la sensación y movió las caderas para intensificar los movimientos. -Oh, ¿lo quieres más rápido?

-Por favor, Papa... más.

El oscuro Papa obedeció, queriendo complacer a su ghoul y se lo llevó a la boca, chupando con fuerza y pasando la lengua en círculos por la punta hipersensible. Su lengua se bifurcó para amplificar el placer. El ghoul comenzó a gemir más alto, luchando por mantenerse callado mientras se llevaba la mano a la boca.

-No, no te tapes, déjame escuchar más de esos deliciosos sonidos que haces.

Dejó de jugar con él y procedió a meter toda la dura polla del ghoul en su boca, acogiéndola en su calor abrasador y llevándola hasta el fondo de su garganta. Omega ahora era un desastre, ya no pudo aguantar más y llevó sus manos a la cabeza de su líder, enredando sus dedos en los suaves cabellos y tirando de ellos ligeramente. Papa apreció el tratamiento y gimió con su miembro aún en la boca, lo que envió vibraciones placenteras. El ritmo se volvió frenético, entrando y saliendo con rapidez, chupando y lamiendo con necesidad, como si estuviera hambriento.

Los ojos de Emeritus se abrieron y echó a una ojeada curiosa a Omega, que estaba completamente perdido en las sensaciones.

-Ah, Papa, mierda... estoy cerca, sigue. -suplicó el ghoul.

Papa estuvo encantado de obedecer, chupando con más fuerza y succionando la carne. Sus manos mientras tanto acariciaban los testículos y los muslos del hombre. Cuando sintió que Omega estaba cerca se apartó, permitiendo al ghoul correrse en su cara libremente mientras él le miraba extasiado.

-Joder, ha sido... dios.

Papa se rió, mientras se limpiaba la cara. El ghoul estaba tan perdido que apenas podía formar frases coherentes.

-Mi turno.

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