Capítulo 8

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Niña o Niño.

Lo que más le gustaba de vivir en la casa de la anciana Kaede era que en el pequeño patio trasero del recinto, había un árbol de flor de cerezo, la flor de Sakura, aun faltaba poco más de un mes para que sus flores comienzan a abrir sus pétalos nuevamente, pues la temporada comenzaba a principios de abril; cuando se mudo con la señora Kaede, el ático se convirtió en su nueva habitación, la segunda planta de la casa contaba con cuatro habitaciones, pero el ático siempre fue su lugar preferido, tenía una iluminación perfecta pues tenía varias ventanas, una de ellas había sido convertida en un mini-balcón cuando su cuidadora recien habia comprado la casa con su esposo.

Según Kaede, su hija tenía el mismo pensamiento que Aome, pues aun habiendo habitaciones extra, ambas escogieron ese lugar, por eso su difunto esposo ambientó el lugar para que fuera una habitación decente para su hija, la que era madre de Ayame, por eso solo tuvieron que sacudir todo el polvo y limpiar los muebles, quitar los cambios de cama y poner unos nuevos, todo con Ayuda de sus amigos, cuando dijo cual seria su habitación fija, los demás optaron en quedarse unos días con ella, siendo invitados por la anciana la cual le permitió a los tres quedarse con ellas, Miroku y Sango dormirían en una habitación, Inuyasha en otra y Ayame con su esposo e hijo en la última habitación de invitados eran 7 personas y un bebé viviendo bajo el mismo techo.

Que desastre.

—¡Miroku, deja de utilizar mi rasuradora!— La voz molesta de Inuyasha resonó por el segundo piso desde el cuarto de baño.

—¡Ni siquiera me he bañado, he estado cuidando del bebé!— El ojiazul respondió con un poco de resignación en su voz, con el pequeño bebé en brazos mirándolo con mucha atención mientras hacía sonar su chupete. 

—¿Es una rasuradora verde?— Koga preguntó mientras alistaba el biberón de su hijo.

— ¡Si! — Inuyasha salió con una toalla cubriendo desde su cadera para abajo, pequeñas gotas bajaban por su cabello plateado.

— Creo que me confundí, fui yo el que uso tu rasuradora; bastante buena por cierto— el moreno sonrió cínico; Aome observaba todo desde uno de los sillones de la sala en silencio — Lo siento.

— Fantástico…— El plateado entró al baño de nuevo, cerrando la puerta detrás de sí.

— Amigo, harás que Inuyasha te mate — Miroku miraba la puerta del baño con una sonrisa burlona mientras mecía lentamente a Shippo.

— Ese idiota no tiene oportunidad contra mi — con cuidado, tomo a su hijo en brazos para poder alimentario para que el pequeño pudiera dormir y asi el pudiera terminar de alistar las cosas para ir de regreso a su ciudad junto a su familia — Ven pequeño bebé, tienes que tomar tu siesta; anoche no dejaste dormir a mamá y a mi…— 

— ¿Enserio tienen que regresar tan pronto? — Aome hablo con algo de tristeza, mientras observaba como Koga le quitaba el chupete al pequeño pelirrojo para darle su biberón.

— La contingencia sigue, la licencia de maternidad de Ayame ya terminó y el hospital nos necesita; tengo que ver a mis pacientes y mi querida esposa tiene su exámen en unos días, creeme; si pudiéramos nos quedaríamos unos días más pero tenemos responsabilidades en Kioto… — el bebé tomaba su leche mientras sus ojitos comenzaban a cerrarse.

— ¿Es seguro regresar ahora? Los pacientes contagiados siguen aumentando, y ustedes dos tienen un bebé ahora — Miroku solo podía ver a su recién nuevo amigo.

Ya llevaban viviendo juntos dos semanas, en esos días los chicos se conocieron más, el único problema era que Koga e Inuyasha no parecían llevarse bien; tenían una especie de rivalidad bastante tonta.

Mi Hija, Mi vida (EDITADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora