Capitulo 20

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Una noche en vela y miles de ideas rondando su cabeza fue más que suficiente para sentir el dolor de cabeza punzante desde temprano en la mañana, eran alrededor de las 6 am, el aire se sentía un poco más fresco de lo habitual.

Un suspiro escapó de sus labios, mirando a Sayumi quien dormía tranquilamente; faltaba poco para que despertara asi que debía apurarse, se levantó con cuidado de no perturbar el sueño de su hija, tomó una pequeña ducha, al momento de estar lista dejo una pequeña nota en su almohada, para luego tomar su abrigo y salir.

mientras caminaba con sigilo por la sala hacia la puerta principal de la casa, una conocida voz la interrumpió.

—Así que, irás a verte con Sesshomaru.

La voz de Kikyo sonó a sus espaldas, una embarazada pelinegra la observaba desde el mesón de la cocina abierta, su rostro le transmitía tranquilidad a Aome, pero en ese momento no era capaz de pensar en otra cosa que no sea matar al padre de su pequeña princesa.

—Sabias que es recomendable que las embarazadas duerman entre 8 a 9 horas, anoche todos nos fuimos a dormir cerca de la una de la madrugada y son las 6:30 am— La azabache se acerco a su amiga, tomando una fruta del pequeño cuenco que había sobre la superficie fría de mármol.— Entonces, tú deberías estar durmiendo, y no aquí vigilando como un águila.

—Mi esposo ya hace ese trabajo por mí.

Las dos mujeres soltaron una pequeña risa, pues se sabía de antemano el gran don de dormir que tenia Inuyasha, despues de unos cuantos segundos en silencio, la pelinegra se acerco a ella, dandole un gran abrazo, un abrazo reconfortante, uno de esos abrazos que Kikyo le daba cuando Sayumi pasaba la noche llorando por cólicos, cuando se dormía, la pelinegra la calmaba con unos de esos abrazos.

—Por favor, recuerda que tienes una familia que te apoya y que te ama, yo me encargare de Sayumi.

—Te lo agradezco mucho, en verdad... no se que haría sin ustedes.

La pelinegra la soltó, dándole ánimos, al momento de salir de la propiedad, miro la pantalla de su teléfono, mirando ese número que tanto malestar le causaba, se trago el orgullo, y marcó ese número que para ella estaba maldito.

''¿Bueno?

La voz ronca del Taisho sonó del otro lado del teléfono, simplemente cerró los ojos, y siguió caminando hacia el taxi que ya estaba esperando por ella.

—Te espero en el Grand Hyatt tokyo, habitación 305, tenemos mucho de qué hablar.

''Bien''

Colgó la llamada antes de que del otro lado de la línea se escuchara una palabra más.

7:15 AM.

Sentía como sus nervios crecían a cada minuto, caminando de un lado a otro, caminando en el piso de madera, resonando una y otra vez los tacones, haciendo de este el único sonido en esa habitación, hasta que, segundos después alguien tocó la puerta.

—Pase.

La perilla de la puerta giró, dando paso al hombre al cual evitó por muchos años, el cabello platinado de su ex-pareja estaba humedo, señal de que tomo una pequeña ducha antes de salir al encuentro con ella, el aire se sentía pesado, y en la mirada del hombre estaba tan turbulenta que no supo descifrar si la miraba con odio, rencor, dolor o simplemente molestia.

—¿A qué debo el honor de que quieras hablar conmigo?

—Oh, por favor, no me salgas con eso, Sesshomaru.

—Más de 10 años sin saber de ti, y sin saber que para mi enorme sorpresa, tenemos una hija—el hombre se quitó la gabardina, dejándola en un pequeño perchero que se encontraba al lado de la puerta— ¿Por qué no me dijiste? ¿Por qué no me contactaste antes? perdí los años más importantes en la vida de MI hija por tu culpa.

Mi Hija, Mi vida (EDITADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora