Luego de que mi padre me dio un gran orgasmo con sus dedos, se fue inmediatamente de la casa. Era de noche y yo me quedé esperándolo. Pero se hacía más y más tarde y no volvía, por lo tanto decidí ir a recostarme. Seguía excitada, tenía ganas de continuar con lo que empezó. Aunque al parecer mi padre no sentía lo mismo.
Al otro día me levanto para ir a la universidad normalmente, escucho ruidos en el comedor. Veo a mis padres desayunando como siempre.
—Hola ma, hola pa -Me acerco a mi mamá, Sandra, la saludo en el cachete. Voy a acercarme a mi padre. Cuando lo hago, levanta su mirada y veo en sus ojos puro fuego. Me agacho para saludarlo, siento una de sus manos en mi culo por debajo de mi pollera. Lo aprieta, siento que mi vientre se oprime. Oculto un jadeo. Mi madre nos podía ver.
—Hola hija, buen día -dice él. Lo sigo mirando como tonta, siento miles de promesas en el aire.
—Hoy no regreso a cenar. Tengo una reunión muy importante que no puedo cancelar. -comenta mi madre. Ambos asentimos. Mis padres conversan sobre otras cuestiones y yo no puedo dejar de imaginar el momento en el que mi padre y yo estemos totalmente solos. Todos terminamos de desayunar, y me ofrezco a lavar todos los utensilios. En eso siento unas manos en mi cintura, una respiración muy fuerte en mi cuello. Papi está atrás mío y me agarra muy fuerte.
—No puedo dejar de pensar en vos Ema, siento que estoy ardiendo todo el tiempo imaginándote -apoya su miembro muy fuerte en mi culo. Empuja una, dos y tres veces. Gimo, y él me arrincona contra la mesada. Mi madre anda dando vueltas buscando sus cosas para irse al trabajo, nos puede encontrar en esta posición en cualquier momento.
—Yo también papi. Tocame por favor -Él se mueve como penetrándome, pero por encima de la ropa, sus dos manos las mete dentro de mi pollera y toca mis piernas. Yo no paro de temblar y de sentir mucho deseo. Una de sus manos las mete dentro de mi bombacha, toca todo el largo de mi vagina. Y con la otra mano inclina un poco más mi cuerpo, casi estoy acostada sobre la mesada. Siento que me derrito, sigue con sus movimientos. Empuja y empuja un poco más fuerte, un poco más rápido.
—Ay papi... -Gimo cuando siento uno de sus dedos dentro de mí. Luego me tapo la boca con mi mano cuando mete el segundo dedo. Estoy tan mojada, pero no siento dolor. Nunca tuve sexo con nadie.
—¿Que nena? ¿Te gusta?
—Si papi, quiero más... -Él acelera su movimiento. Se aprieta con mi cuerpo, gime despacito. Estamos atentos a los sonidos que hace mi madre por la casa. Con sus dedos siento que puedo llegar al clímax en cualquier momento. Él empieza a agitarse, los dedos que tiene adentro de mí se aceleran. Yo no paro de gemir.
—Que apretadita y mojada estás Ema, no veo la hora de que llegue la noche y poder cogerte como se merece. Te la voy a meter tan adentro... -imita sus deseos con los dedos. Yo le digo que si a todo, de repente no puedo más. Tengo un orgasmo muy fuerte, mi padre tapa mi boca con su mano. Apenas termino me da la vuelta. Me mira a los ojos, con sus rodillas abre las mías. Sabemos que mi madre entro al baño pero puede salir en cualquier momento. Se abre el cierre del pantalón y se la bajo un poco. Me siento atrevida y todo su miembro sobre el bóxer.
—Ay Ema, hoy a la noche me voy a sacar las ganas que te tengo. Cada vez que te veo con esa pollerita no puedo parar de pensar en cogerte...
—¿Si papi? ¿Tenés muchas ganas de cogerte a tu nena? -no sé de donde salen esas palabras. Yo no suelo ser así, pero el deseo que siento es incontrolable.
—¿Querés que te muestre cuantas ganas tengo? -yo solo asiento. Él se baja un poco más sus pantalones, y puedo ver lo grande que está su miembro a pesar de que todavía está en bóxer. Me abre un poco más las piernas, se agacha un poco para poder poner su miembro bien encajada en mi vagina.
—Aaaa... -siento toda su pija en mi, estoy muy sensible al tacto. Empieza a moverse como cogiéndome, de nuevo.
—¿Me sentís Ema? ¿Sentís las ganas que te tengo, hija? No me saco la pija ahora solo porque está tu madre... -yo solo puedo asentir. Empieza a darme más fuerte, con mis manos me agarro de su cuello. Él me tiene agarrada del culo, se refriega en mi tanto que lo siento en el clítoris.
—Mmmm hija... -ahora pone su boca en mi cuello y chupa fuerte. Está por acabar y lo usa para no gritar. Yo entro en desesperación porque siento el comienzo de otro orgasmo. Él acaba y gruñe en mi cuello. Se impulsa contra mí unas veces más y logra que yo llegue al clímax. Mi madre sale del baño. Me mira a los ojos con promesas dulces. De repente siento todo lo que está pasando alrededor, se escuchan los pasos de ella viniendo a la cocina. Mi padre me suelta rápidamente y yo me acomodo la ropa. Siento mi vagina toda mojada, pero sé que todo esto no fue suficiente. No pienso parar hasta que mi padre tome mi virginidad y me coja bien profundo. Él se retira de la cocina justo cuando mi madre se acerca a despedirse.
Antes de irme a la universidad saludo a mi papá.
—Hoy te espero con dulce de leche para el postre pa, ¿te gustaría? -él solo gruñe. Y yo no puedo esperar a que pasen estas horas rápido.