Taehyung, un niño con desilusión y envuelto en la vista de un mundo gris, encuentra una pequeña luz que osa desear conservar; sin embargo, su mundo aún mantiene el grisáceo que parece imposible cambiar.
Cuando siente hallar la respuesta a la liberta...
Al terminar de llamar lista y luego de la explicación del tema: "Carta", sonó el timbre del receso.
Salí al patio y me entretuve observando el único árbol que había en toda la escuela.
— ¡Taehyung!, danos tu almuerzo.
Eran Bruce y Jun acompañados de chicos de grados arriba.
Al empujarme y caer hacia el lado derecho, vi a Jimin no muy lejos mirarnos con miedo, era notorio que ya le habían quitado el dinero de su almuerzo al ver sus manos temblar.
Sin poner resistencia deje que me empujaran unas cuantas veces más, no podía darles algo que no tenía.
— No sirve de nada chicos, su madre no le da dinero ni comida. — dijo Jun.
Por fin hablaba. Me cansaba que buscaran y me molestaran en vano. Tras caer al suelo por un último empujón, con chasquidos y lanzando blasfemias se marcharon.
Al intentar levantarme vi una mano extendida. Era Jimin quien me la ofrecía.
La tomé.
— ¿Estás bien? — su rostro preocupado me hacía preguntarme si era normal poner todas esas expresiones que el hacía.
— Sí, solo tengo un poco de tierra.
Vi cambiar su cara a una alegre, podía decir que sonreía con más felicidad que todas las veces anteriores, si es que eso era posible.
Tal vez, Jimin podría responder mis preguntas acerca del pájaro. Y algunas más que me molestaban cada tanto.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
— ¿No trajiste almuerzo Taehyung?
Podía notar entusiasmo en su voz.
— No.
— Ven — Habló bajito. — Siempre escondo un poco por si es que me llegan a molestar Bruce y su grupo.
Al no responderle me miró.
— Qué.
— Ah, nada. — ahí nuevamente sus cejas se arrugaban y los costados de sus ojos igual mientras sus labios trataban de formar una sonrisa, debería identificar una expresión de pena al juntar todo ello.
Caminamos hasta el aula, su asiento estaba a lado de la ventana.
— Comamos aquí, así no se darán cuenta.
Asentí y acepte los trozos de pollo y verduras que me compartía.
Creo que muy aparte del sabor natural de la comida, se me podía extender una reconfortante sensación, debería esta ser la razón de los pájaros en la cabeza de Jimin. ¿Podría yo también tenerlos?
