Capítulo 3: Primera prueba.

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CAPÍTULO 3

PRIMERA PRUEBA

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Gaara caminó fuera del aula con paso decidido, contrario al de aquellos tres niños que lo siguieron en fila durante su recorrido, dando traspiés tras de él. Llegaron a un campo aislado que se encontraba detrás de la academia, lugar donde el pelirrojo se detuvo y se volvió hacía ellos.

-Necesito que vayan a sus casas y reúnan todo aquello que consideren necesario para pasar la noche de hoy y el día de mañana en el desierto -ordenó, observando al trío.

-S-Sí, señor -asintió Ittetsu, aún intimidado con la presencia de Gaara en el lugar.

-Avisen a sus familiares que estarán fuera aproximadamente 36 horas -continuo-. No querrán comenzar a preocuparlos tan pronto.

-¿Nos reuniremos aquí al terminar? -preguntó Sari, su cabeza corría a mil por hora. Había tantas cosas que asimilar y todo estaba pasando demasiado rápido.

-No -respondió Gaara-, los veré en la salida de la aldea en 30 minutos-. Sean puntuales, no lleven nada muy pesado y asegúrense de traer suficiente agua con ustedes -Gaara sabía que, como ciudadanos de Suna, sus subordinados estarían acostumbrados al inhóspito clima del desierto, pero a dónde irían no tendrían fácil acceso a sombra, comida y mucho menos agua como estaban acostumbrados, por lo cual debían estar preparados-. ¿Quedó claro?

-Sí -respondieron Ittetsu y Sari al unísono.

-¿Matsuri? -la increpó Gaara.

-S-Sí, Gaara-sama.

Los tres niños partieron apresurados. Gaara los observó alejarse y dio media vuelta, comenzando a caminar por las calles de Suna en dirección a la muralla de roca que protegía la aldea. Un par de calles atrás había notado el chakra de Temari siguiéndolo; no obstante, decidió no detenerse hasta averiguar a dónde quería llegar.

Le pareció extraño el comportamiento de su hermana, seguirlo no era algo que hubiese esperado de ella, eso iba más bien con el estilo de Kankuro. Al notar que no parecía tener intención de enfrentarlo, Gaara detuvo en seco su caminar.

-Puedo sentirte, Temari -comenzó-. Sal.

Escuchó un bufido unos metros detrás de él y se volvió en dirección a la rubia.

-¿Por qué tienes que ser tan aburrido? -cuestionó Temari, en tono enfadado-. Quería conocer a tus alumnos, ¿Dónde están?

-Los envíe a casa -respondió tranquilamente.

-¿Qué?

-Pasaremos la noche en el desierto, fueron a prepararse.

Bueno, eso tiene un poco más de sentido, pensó Temari.

A decir verdad, estaba ahí porque quería corroborar que Gaara estuviera bien después de haber conocido a los niños que formarían parte de su equipo. Desde el principio, Temari había estado en desacuerdo con que Gaara aceptara de buenas a primeras la decisión del consejo; para ella, su hermano no tenía nada que demostrar a esos ancianos y estarían poniendo en riesgo la vida de niños inocentes por su capricho. Y no es que creyera que Gaara representaba un riesgo para ellos -su opinión sobre él y Shukaku había cambiado radicalmente durante los últimos meses-, sino que sabía que las misiones a las que serían enviados eran peligrosas.

Si bien el consejo de Suna no reconocía a Gaara como alguien de fiar, las misiones más peligrosas y por las que la aldea recibía mayores ingresos, todas eran asignadas a su hermano.

La Sombra del Viento | Gaara FanfictionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora