Parte única.

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Nota: Antes que nada diré que- no me faltan tantos capítulos para acabar de leer el manhwa que se me ha hecho eterno. Y, bueno, no me aguanté.

Son mi OTP, idk.

Perdón si quedó feo y fuera de personaje, y, em, me tomé libertades creativas porque odio el canon y sus shipps insípidos me la pelan completa y entera.

Mmm, supongo que el título surgió por su contenido y porque me dije también: alv, soy feliz y ya.

...

Las respiraciones agitadas, los sonidos húmedos y los leves jadeos eran las únicas cosas que llenaban aquella opulenta habitación; el tacto desesperado y hambriento, junto al calor ajeno, los suspiros y sus dedos apretándose en la ropa de gala, no eran más que un recordatorio.

Un recordatorio de que lo que estaba pasando, era real, y no una fantasía. Que esto que estaba sintiendo, era la realidad.

Que Athanasius estaba aquí, estaba con él y lo estaba tocando. Que estaba cerca, que le estaba mirando y no apartando o ignorando.

(Donde ese solitario vacío no tenía cabida y podía ser llenado).

Un escalofrío lo recorrió al sentir su mano apretar su entrepierna, la cual palpitaba y comenzaba a molestar. Contuvo un gruñido ante un nuevo apretón en esa zona, ahogándolo en un beso mientras apretaba su hombro, haciendo sonreír a su contrario.

– ¿...Tan desesperado estás, Claude? – la sorna era palpable desde su voz hasta su expresión, pero el tacto sobre su pecho era tan gentil que le hacía temblar. Athanasius soltó una risita ante su ceño fruncido, depositando un pequeño beso en su mandíbula –... o tal vez, ¿Estás molesto por lo de hace un momento?

Hallarlo en la cama con su prometida (ahora ex prometida para él) junto a su hermano mayor, desnudos, no fue una escena precisamente agradable. La amarga desazón que se asentó en su pecho y ver la sonrisita que Athanasius le dedicó, sin contar el ser jalado por este como una burla y probablemente, una invitación...

Es algo que Claude quiere olvidar, pero que su mente se encarga de repetirlo para atormentarle. Y para borrarlo de su memoria ha tenido que recurrir a esto.

(Quiere borrarlo, eliminar los rastros de Penélope que yacen en Athanasius.

Desea imponerse y marcarlo como suyo –cuando en realidad, nunca lo ha sido–).

Lo único que Athanasius recibe como respuesta es una fuerte mordida en el cuello que lo toma por sorpresa y le estremece. Haciendo que se recueste mientras enreda sus dedos en su cabello, suspirando al sentir como Claude lame después la herida que le ha hecho.

Jalándolo para verlo al rostro, con una sonrisa ligeramente molesta.

– Respóndeme, hermanito. De lo contrario, no voy a hacer nada – y para demostrar cuando en serio iba, apartó sus manos de él. Sonriendo suavemente ante su expresión estupefacta e indignada –. Te escucho.

–... Eres un maldito descarado – fácilmente podría sólo irse de ahí y lidiar con su dilema por su cuenta pero he ahí la cuestión: necesitaba de Athanasius en este momento; apretó los dientes, mirándolo con molestia –. ¿De verdad te atreves a preguntar aún sabiéndolo?

– Quiero escucharlo de ti, ¿o...?

– Te acostaste con Penélope... tú... lo hiciste.

– Sí, lo hice.

– ¿...Por qué?

(¿Por qué aun teniéndome a mí, tú...?)

Su sonrisa y burla se borraron, dando paso a un rostro serio y un tortuoso mutismo luego de esa pregunta.

¿Qué responder? ¿Qué decir?

¿Qué lo estaba molestando? ¿Qué estaba usando a Penélope, todo por un plan de un tercero?

¿Qué? ¿Qué tendría que decir, en realidad?

(Las palabras suplicantes y aplastantes de madre pidiéndole que se convierta en el emperador eran ensordecedoramente molestas.

Sólo quería olvidar un rato.

Por un instante).

Llevó su mano al rostro del menor, delineando desde su sien hasta su barbilla para al final, acunar su mejilla en una caricia suave. Tal vez era un perdón, tal vez no era nada en verdad y sólo un capricho.

Athanasius no le dará un nombre a lo que está sintiendo ahora, porque no tiene relevancia.

(Algún día todo acabará y es mejor disfrutar del ahora).

Únicamente, lo acerca y le cubre el rostro de besos amorosos como el amante que es, en silencio. Mientras Claude acepta con resignación que, no tendrá nuevamente una respuesta, y se deja querer.

Incluso si su corazón está por hacerse añicos como la porcelana, otra vez.

(Incluso si su historia está destinada a terminar en tragedia ácida color rojo).

-Traumada Taisho

Ya nada importa [Athanasius/Claude]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora