Después de haber llegado a Londres, Felix pasó los primeros dos meses en casa de su tía Mia. Durante el día siempre era ese sol alegre que todos ahí conocían, pero durante la noche... Durante la noche empezaba la verdadera tortura. Las lágrimas que derramaba solían quemarle el rostro, su pecho dolía constantemente, el nudo en su garganta lo asfixiaba. Los recuerdos que tenía con Hyunjin, las risas que compartió con él, absolutamente todo se volvió un arma en su contra. Lloraba durante horas, y cuando por fin se quedaba dormido, los sueños volvían a él. Se despertaba llorando, deseoso de que Hyunjin estuviera a su lado, que lo abrazara, que lo besara y le dijera que sólo había sido un sueño.Pero la realidad era diferente, una cruda y fría, una que él mismo había elegido.
Por meses estuvo encerrado en su habitación, sin atreverse a salir, sin tener contacto con nadie. No salía más que para comer, desayunar o cenar, ir al baño y ducharse.
Cuando se cumplió el primer aniversario de la muerte de su papá, Felix realmente quiso regresar a Corea, quiso ir a visitar a su padre y, muy probablemente, para ver a Hyunjin y hablar con él. Pero eso fue imposible, apenas había puesto un pie dentro del avión cuando salió corriendo y regresó a su casa.
No podía hacerlo, no podía regresar. Jamás podría regresar al mismo lugar que fue testigo de su más grande traición.
Tres años más tarde, después de que su tía lo había obligado a seguir estudiando, ingresó al hospital más prestigiado de Londres como médico cirujano, en donde conoció a Minho, su jefe de planta y quien se convertiría en el peor error de su vida.
Muchas veces recibió diplomas y certificados en donde lo nombraban como uno de los mejores cirujanos, salió incontables veces en el periódico e incluso fue uno de los médicos seleccionados para convertirse en jefe de planta. Incontables veces logró salvar vidas, muchas veces más fue premiado, pero nada lograba llenar ese vacío que sentía en su pecho.
Minho poco a poco se acercó a él, logró ganarse su confianza y poco después su corazón, pero incluso cuando ambos se besaban y se tomaban de la mano, Felix no podía sentirse feliz, no podía sentirse amado. El vacío seguía estando ahí, dentro de su pecho, y cada vez se volvía más grande y más profundo. Con los años logró tapar ese agujero, poniendo encima el amor que Minho solía darle, y por un tiempo pareció ser suficiente.
Logró salir adelante, logró dejar atrás un poco de la tristeza que venía acarreando desde que se fue aquella tarde y dejó sus huellas de lodo sobre la alfombra. Logró querer a Minho un poquito más de lo que esperaba. Y cuando la propuesta de matrimonio llegó se vió obligado a aceptar, su corazón le había dicho: no, a él no lo amas de la misma manera, pero su conciencia le había dicho: no repitas la historia.
La noche de bodas no fue como cualquier otra, no hubo nada más que besos por parte de ambos, Felix se negaba a entregarse a él, no se sentía ni listo ni preparado para dar ese paso. Muy en el fondo, y aunque siempre lo negaba, sabía que la única persona a la que le permitiría tocar y recorrer cada parte de su cuerpo, era a quien tanto daño le había hecho.
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Tus huellas (Hyunlix)
FanfictionHyunjin pasó los mejores años de su vida junto a la persona que más amaba, Felix. Ese pequeño australiano que le robo el corazón con una sola sonrisa. Pero nada dura para siempre, ni siquiera el amor que ambos decían tenerse. "Siempre fue tarde par...