Capítulo 2

69 5 6
                                    

Amanda Grates.

     El edificio en donde trabaja William queda a solo 30 minutos caminando de mi casa —vivimos en la ciudad—, así que decidí caminar para tomar el aire y tranquilizarme. Tucker ha estado para mí en los momentos más difíciles de mi vida, como en la muerte de mis padres o aquella vez que padecí de varicela; él me ha cuidado desde que recuerdo.

     Cuando íbamos en la secundaria, al principio pensaba que él era el amor de mi vida, la persona con quien me iba a casar y tener una familia, nos habíamos criado juntos y creía que era inevitable enamorarnos, más aún cuando entró en el equipo de americano y yo fui seleccionada como porrista. Sin embargo, creo que la vida colocó a Mark en mi camino por algo, nunca he pensado cómo sería todo si mi esposo fuera mi mejor amigo y no Colfer.

     Poco después de aceptar tener una relación oficial con Mark, William comenzó a salir con chicas —no tenía nada serio con ellas—, pero antes de ser novia de Colfer, mi mejor amigo no tenía citas; haciéndome entender de que era yo quien lo detenía en sus planes amorosos y posiblemente era un estorbo. Hoy en día no está casado ni mucho menos tiene una pareja.

     Entré al gran edificio en donde labora William con mi pequeño maletín, pues además de ponerme al día con él, quería pedirle empleo.

     Es aburrido estar en casa, dedicarme a ser la esposa bonita, ir al gimnasio y leer por las tarde, siento que soy un poco inutil a pesar de haber estudiado mercadotecnia y administración, graduándome con honores. Un trabajo me podría distraer y brindar un apoyo económico, pues solo dependo de Mark completamente.

     —¡Tesoro! —oí que alguien gritó.

     Al final del corredor, encontré a William con una gran sonrisa. Sin demorar, corrí hacia él para poderlo abrazar con intensidad, por su parte, me sostuvo de mi cadera levantándome un poco del suelo, dándome una vuelta en su mismo eje.

     —¿Cómo has estado? Que bueno que pudiste venir —me bajó—. Ven, vamos a mi oficina.

     —Claro —sonreí.

     William tomó mi mano para introducirnos al elevador de cristal, el cual nos llevaría a su despacho.

     Había pasado un mes sin verlo y no podía creer que nos hayamos separado demasiado tiempo. Normalmente, nos vemos dos veces por semana, ya sea por trabajo o yo porque estoy con Mark, no podemos visitarnos tan seguido. William al igual que mi esposo, han dedicado su vida a los negocios, aunque puedo admitir que mi pareja es un poco más responsable en la industria financiera.

     —¿Cómo has estado tesoro? Te extrañé —entramos a su oficina—. Siéntate —me señaló una silla delante de su escritorio.

     "Tesoro", siempre ha sido el sobrenombre que me ha dicho William, no se él motivo de ello, pero desde que éramos unos niños pequeños no me ha parado de decir así. No me molesta.

     —Tuve unas semanas algo solitarias y aburridas —confesé—, pero cuéntame tú, ¿cómo te la pasaste? ¿Hubo una chica? —sonreí.

     —Sabes que la única chica en mi vida eres tú, a excepción de mi madre y Sarah —sacó una sonrisa.

     Sarah es la hermana de William, se puede decir que es una de mis amigas más íntimas y con quien he pasado cientos de noches hablando de chicos. Ella igual pensaba que podía llegar a tener una relación con su hermano, sin embargo, ese sueño jamás se cumplió.

     —Te traje esto —sacó algo de su escritorio de madera.

     El castaño me dio una caja negra con un listón rojo, no esperé más y lo abrí; en sus adentros noté un collar de perlas pequeñas y finas. Es maravilloso.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 22, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

AmanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora