Estaba en mi habitación leyendo, no era muy importante el libro pero estaba aburrida y eso me distraía un poco, escuche que alguien tocaba la puerta y afuera de la habitación escuche la voz de mi madre
- cielo, la comida está lista, baja cuando estés lista - deje el libro a un lado y me pare
- ¡ya bajo mamá! - escuche sus pasos mientras se iba y con una pequeña brisa acerque mis zapatos hacia mi para ponermelos y luego salir de mi habitación
- Anne - saludo Diego que venia caminando por el pasillo
- Diego - le regrese el saludo y caminamos juntos hacia el comedor que estaba en el primer piso
- oye Anne - empezó su frase pero lo interrumpi
- no tengo dinero - dimos la vuelta hacia las escaleras para bajar
- no te quería pedir eso - rei por lo bajo y espere que continuara - necesito que le digas a Luther que me regrese mi cuchillo - pare de caminar y lo mire confundida
- ¿por qué Luther tiene tu cuchillo? - comenze a caminar nuevamente con Diego a mi lado
- tal vez le lanze un cuchillo - me detuve para mirarlo nuevamente - ¿estás aquí para juzgarme o para ayudarme? - siguio caminando y lo segui
- ¡para las dos! - el rodo los ojos y llegamos al comedor que todavía no tenía comida en los platos, no había nadie ahí todavía, nos pusimos frente a nuestros asientos son sentarnos, estábamos al lado
- solo ayúdame y juro que ya no te pediré nada -
- lo mismo me dijiste cuando teníamos diez -
- ya cambié, soy una persona diferente ahora -
- literalmente le lánzaste un cuchillo a Luther y quieres que te lo devuelva -
- ese no es el punto -
- ¿entonces cuál es? - el pareció pensarlo un poco
- le hablaré bien de ti a Cinco - lo mire confundida y el sonrio
- ¿por qué le hablarías bien de mi a Cinco? Vivimos juntos, el sabe perfectamente como soy -
- tal vez porque te gusta - ¿me gusta? ¿Cinco?
- de todas las estupideces que haz dicho esta es la más estupida que haz dicho - entraron Klaus y Ben y se acomodaron en si asiento sin sentarse
- ¿de qué hablan? - pregunto Klaus
- de que a Anne le gusta alguien - se burlo Diego y lo mire mal
- ignorenlo, se cayó de pequeño -
- ¡dijiste que ya no lo mencionaras! - hablo Diego ofendido
- ¡entonces si te caíste de pequeño! - hablo Klaus señalando a Diego
- Klaus ¿qué te dije de señalar? - Ben intentaba bajar su brazo pero solo logró que Klaus subiera los dos brazos
- ¿qué está pasando? - pregunto Luther que venía al lado de Cinco, mire a Diego para que no hablara, era mentira, pero Cinco se la podía creer, tiene un ego increíble
- hablábamos de que a Anne le - Klaus lo interrumpió
- ¡es verdad que Diego se cayó de pequeño! -
- dinos algo que no sepamos - Allisom hablo llegando al comedor junto a Vanya
- no te metas niña - hablo Diego pero se cayó cuando los pasos de papá se hicieron presentes, no mucho después papá entró
- siéntese - le hicimos caso y comenzamos a comer
Era un ambiente silencioso e incómodo, no me gustaba estar en silencio mucho tiempo pero tampoco era fan de hablar.
A mi izquierda estaba Diego y a mi derecha estaba Cinco, adelante de mi estaba Ben, este último peleaba con Klaus en susurros, Ben rodaba los ojos y Klaus seguía hablando en susurros, papá estaba escuchando ese estupido disco así que no escuchaba nada más, Klaus me miro y me saludo con la cabeza, le regrese el gesto y el le susurro otra cosa a Ben haciendo que el me volteara a ver, le sonreí y el se puso algo rojo, no me pregunte el porqué y segui comiendo
Después de un rato terminamos de comer y todos nos pusimos de pie frente a nuestros asientos esperando que papá nos dejara irnos
- hoy entrenaremos horas extra, nos vemos en el salón de entrenamiento con sus respectivos trajes a las cinco en punto, pueden irse - el salió de ahí y tiempo después lo imitamos en silencio hasta llegar a la escalera
- ese viejo algún día nos matara con el entrenamiento - lo maldijo Klaus apoyándose en Ben
- ¿es así de feo el entrenamiento? - pregunto Vanya con curiosidad
- ya te hemos dicho mil veces que si - le dijo Diego a Vanya y lo golpeé en el brazo, el me miro mal
- Vanny te aseguro que no te pierdes de nada - le sonreí y ella me imitó
- ¿qué hora es? - pregunto Allison, Cinco miro el reloj en su muñeca
- quince para las cinco - hablo y Klaus suspiro frustrado
- juro que algún día agarrare a ese viejo y - hizo un gesto violento con sus manos
- si Klaus, lo que digas - Ben subió las escaleras
- ¡Benerino! ¡espérame! - subió corriendo las escaleras
- me voy - Luther comenzó a subir seguido de Allison
- me largo de aquí - dicho eso se teletransporto
- voy por mi violín -
- si, y yo no quiero estar contigo - comencé a subir las escaleras y Diego atrás de mi
- sabes que me quieres - llegue a mi habitación y el siguio caminando
- no lo hago -
Cerre la puerta y me sente en mi cama esperando un poco más para ponerme mi uniforme, mi espalda estaba en la cabecera de la cama y respire un poco
Odio los entrenamientos, papá dice que casi estamos listos para ir a una misión de verdad, sinceramente me emociona pero también me asusta, el mundo real no es como los entrenamientos en casa, no tienes otra oportunidad, no tienes otro intento, si fallas ya no hay vuelta atrás, es lo que me asusta de todo esto, pero contra papá no podíamos hacer nada. Mire mi libro sobre la cama, lo dejé ahí cuando mamá me llamó, me paré para ponerlo en su lugar en una estantería, cuando di la vuelta vi una carta en el piso junto a la puerta, la abrí para ver de quien se trataba pero no había nadie, cerré la puerta nuevamente y yome la carta entre mis manos para empezar a leerla
Te ves muy linda cuando sonríes, en especial si esa sonrisa es dirigida hacia mi.
Mire la carta confundida y la puse sobre el escritorio, seguro era una broma de Cinco o de Klaus, una broma de pésimo gusto a decir verdad, solamente mis hermanos pueden estar en la academia pero ¿enviarme cartas halagandome? Dudo mucho que alguno de ellos tenga tantos sentimientos, siendo honesta ni siquiera nos llevamos bien de todo, yo puedo estar con ellos sin pelear un rato, pero todos juntos sin pelear es imposible
Me puse mi uniforme y salí de mi habitación hacia el salón donde entrenamos, estaban mis hermanos aunque todavía faltaban cinco minutos, todos estaban callados incluyéndome
