Capítulo XVIII

538 60 12
                                    

Sana corrió durante muchos minutos para alcanzar a un Jisung que seguramente estába ordenando sus maletas en la habitación que fue reservada especialmente para el padrino. Quedó parada frente a la puerta que permanecía cerrada, estába un poco reacia a abrirla por si sola, sin golpear. Podía oír el llanto desconsolado y su corazón solo se estrujaba cada vez mas. Reuniendo el valor, abrió un poco y observó en silencio, tal vez no debía haber entrado así a un cuarto que no es suyo. Jisung se veía pequeño, desganado, seguía llorando y a Sana le dolía solo verlo, se sentía demasiado culpable por no darse cuenta a tiempo de todo lo que pasaba.

Dió suaves golpecitos en la puerta ya abierta para llamar su atención —Sung, tenemos que hablar— Le dijo acercándose con cautela, nunca se sabia como podía reaccionar una persona con el corazón roto.

Jisung rápidamente intentó limpiar sus lágrimas e hizo lo que pudo para sonreír —Yo lo siento, Sana no puedo ser tu padrino. Surgió un problem...

Sana se acercó y le tapó la boca con su mano —No me mientas más, ya lo sé todo. Los escuché en el patio de la cabaña, cerca del bosque mientras ustedes discutían— Se sentó en la cama.

Han la miró mientras intentaba decirle algo, su mano comenzó a temblar mientras perdía el color en su rostro. Estába asustado —Yo nunca quise enamorarme... Solo pasó. Juro que ahora me voy. No te enojes con él. Te quiere mucho y se que serán muy felices— Comenzó a ordenar sus cosas frenéticamente, ya no quería provocar mas daño.

—Cálmate Jisung, respira. Yo sé como funcionan las cosas del corazón, no te preocupes. Pero deja de llorar que me parte el corazón. Me siento muy culpable— Sana hablo bajito como si tuviera miedo de asustarlo, de que se fuera corriendo para poder evitarla.

—No tienes porqué. Chan se casará contigo y yo les deseo que de verdad sean felices— Sana quería decirle que esas palabras no podrían ser más falsas. Su rostro deshecho, sus ojos hinchados y manos temblorosas no enviaban una señal de tranquilidad y felicidad.

—¡Cállate Han Jisung!— Sana no estaba tan enojada por ella, lo estaba por la actitud de Han. ¿Por qué no era un poco mas egoísta con sus propios sentimientos?— Piensa en tí y en lo que estás sintiendo en este momento, ¿Por qué eres tan cruel contigo?, Incluso temo que si te dejo solo harás una locura. Ese es el nivel de confianza que das ahora Jisung— Se puso de pie indignada, quería golpear algo.

—Despreocúpate Sana— Cruzó los brazos molesto por su actitud pero rápidamente bajo los brazos como si ya no tuviera mas fuerza —Yo intentaré buscar mi felicidad.

—No te vayas, Sung quédate. Si quieres, te vas mañana en la mañana, ahora ya es muy tarde, no quiero que te pase nada. No hay colectivos ni nada a esta hora a menos que se reserven con tiempo y tu lo sabes.

—No puedo— Jisung lo único que quería era huir de ese lugar.

—Quédate o te juro que te amarro ambas piernas con los brazos incluidos— Lo miró seria.

Con un suspiro cansado, aceptó —Está bien, pero mañana en la mañana antes de que comience tu boda, me iré— Jisung seguía diciendo eso, pero Sana ya no le prestaba importancia. Incluso ella no podía entender como puede hacerse tanto daño por los demás. Así que asintió en respuesta.

—Acuéstate— Le dijo mientras ayudaba a Han a ordenar, y sacar las cosas de la cama para que pudiera descansar cómodamente. Éste se durmió rápidamente, no valía la pena seguir luchando cuando su cabeza ya le dolía por tanto llorar. Sana lo cubrió con una manta, y pasó la mano por su cabello.

—Lo siento tanto— No podía quitar esa pequeña y molesta piedra de culpabilidad.

***

Sana lo había decidido. Si ellos eran unos cobardes, ella tendría que hacer algo. Quería demasiado a Chris como para atraparlo en un matrimonio sin amor. Primero que todo era su amigo, siempre lo fue, y aunque le frustrara enormemente toda la situación, no podía evitar querer ayudar.

—Sunggie, despierta tienes que ir a tu boda— Sana susurró y tocó su brazo para que le hiciera caso. Miró su reloj, se estaba haciendo muy tarde.

—Cinco minutos más— Se giró, colocando su cara contra la fría almohada. La cabeza le palpitaba un poco y sentía como sus ojos aun estaban hinchados. Gruñó cuando Sana lo empujó con fuerza. ¿Qué diablos le pasaba?

—No, Jisung levántate de una maldita vez— Ella agarró con fuerza la única frazada que estaba decente y la tiró rápidamente, logrando que Jisung cayera rodando de la cama. —Aunque sea tu boda, no esperaran solo...

Han se puso de pie, limpiando las lagañas que seguramente tenía. Parpadeo rápidamente, recuperando toda su cordura y miró a Sana como si hubiera dicho algo que no tenía sentido alguno —¿Mi boda?— Pegó el grito en el cielo, no, seguramente estaba durmiendo —Debe ser un sueño— Recostó su cabeza en la almohada de nuevo. El golpe en el piso había sido más fuerte de lo que imaginó.

—Yo siempre lo supe, pero nunca lo admití— Se sinceró —Se que él te quiere y tu a él, si yo me casara sabiendo todo esto, no me lo perdonaría jamás. Sería la persona que arruinó la felicidad de ambos. No quiero eso en mi vida ni en mi conciencia. Sé que él nunca será feliz conmigo, así que déjame vestirte— Le acarició el rostro todavía un poco hinchado.

—Es una locura, yo no puedo hacer esto— Su respiración ya estaba descontrolada, un oído le zumbaba. Quizás estaba muerto y no lo sabía.

—Responde esto, ¿Lo amas?

Dudo en responder, no porque la respuesta fuera confusa, sino porque no podía creer que todo esto fuera real. Tal vez era una trampa. Ella estaba atenta —Si— Al fin respondió con total sinceridad. Bajó la cabeza por la vergüenza.

—¿Entonces?, Relájate. No te preocupes y déjame hacer lo que tengo que hacer. No bajes la cabeza. No lo hagas— Sana lo regañó, regalandole una bella sonrisa.

Sus lágrimas comenzaron a salir de nuevo.

***

El vestido que le había puesto a Jisung le quedaba en la justa medida, claro que tuvieron que modificar lo que tenía bajo toda esa ropa, había que coser unas cuantas cosas para que parecieran senos. Se veía realmente hermoso, seria una gran sorpresa. Le colocaron una peluca parecida al pelo de Sana, lo maquillaron ligeramente. Un hombre maravillosamente hermoso pero que aun se sentía sumamente nervioso, no sabía como logró aceptar semejante locura. Aunque siendo sinceros, Sana ni siquiera le había dado tiempo de aceptarlo, ya que lo levantó y comenzaron los preparativos de inmediato. No pudo rechistar, ni alegar. Aunque estaba seguro que no debía ni quería hacerlo.

Sana revisó los últimos detalles y lo abrazó fuertemente —Sé feliz Hannie, no te arrepientas y no pienses mucho en lo que estoy haciendo por ti. Yo estoy bien, se egoísta por una vez— Jisung comenzó a llorar de nuevo, lágrimas de tristeza por ella, por renunciar a ese amor. Sana las limpio rápidamente— No tienes permitido que se corra el rímel —Jisung rió suavemente y la abrazó con fuerza, con agradecimiento. Le guardaría un lugar especial, lleno de cariño en su pequeño corazón de por vida.

𝘛𝘶 𝘈𝘯𝘪𝘭𝘭𝘰 𝘕𝘰 𝘚𝘢𝘭𝘦 𝘋𝘦 𝘔í 𝘋𝘦𝘥𝘰 [𝘾𝙝𝙖𝙣𝙨𝙪𝙣𝙜]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora