CAPÍTULO 13

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De regreso al mundo de los sueños

Las trompetas sonaban, señal de un nuevo día.
Probablemente el sueño para muchos plebeyos, sin embargo, para Zhong, era un martirio.

Significaba así, un nuevo día en donde debía pretender que realmente quería seguir con su destino monarca.

Cuando lo único que quería, era recuperar a su preciado Andy.

Pero de momento, no podía hacer más. Ya había hecho demasiado, ya no tenía más fuerzas.

Solía padecer de un extraño dolor en el pecho. Una nueva enfermedad que pocos conocían. A la que denominaron, depresión.

Cuando el doctor real dio anuncio al rey, muchos no creían que pudiera ser cierto.

¿Qué tipo de preocupaciones podría tener un príncipe con vida acomodada?

No tenía ningún sentido.

Por su parte, Zhong no podía recordar del todo su vida anterior, salvo a Andy.

Era todo lo que quería y debía recordar. Cosa que le limitaba saber más sobre esta "extraña enfermedad"

No obstante, él podía intuirla. Sabia que era algo que no podía salir en ningún diagnóstico clásico de la época, pero que podía derivarse de su duelo. Una tristeza tan profunda, que lo enterraba junto con ella.
La madre de sus malestares, el origen del vacío que solo una persona podría llenar.
Pero claro, esa persona no estaba ahí.

Eso era lo más difícil. Ni siquiera el dar la mitad de su alma significó un sacrificio como lo era el despertar sin el castaño.

Pero imaginar que tenía que soltarlo, tampoco era una opción. Simplemente deseaba con toda su alma, que pudiera llegar a tocar esa puerta, y al abrirla, se encontrará con él diciéndole que lo había extrañado de la misma manera que él lo hizo.
Que también quería besarlo una vez más, abrazarlo, tener una cita más.

Conocerse por segunda vez, y en ese camino, enamorarse nuevamente.

—Su alteza, el rey llama para el banquete familiar.

—En un momento bajo, muchas gracias.—

Para Zhong seguía siendo extraño que su padre llamara "banquete familiar" al desayuno. Pero como siempre se decía en casa.

"Un rey es un rey de pies a cabeza"

Esto significaba que no podía darse el lujo de decir palabras comunes.

"palabras de plebeyos."

Debía ser siempre formal.
un monarca en todo el sentido de la palabra.

Fue así, como el joven príncipe tomó su poca valentía para salir de la cama.

Lavo su cara y acomodó su elegante y fina ropa. Para finalmente, colocar su corona.

Era el futuro rey, y debía lucir como tal.

Otras naciones no obligaban a los príncipes a usar la corona en días cualquiera. Pero claramente "un rey debe ser un rey de pies a cabeza"

¿Y que era de un rey sin su corona?

Ha pesar de que Zhong era consciente de su misión, la realidad era que está era su vida ahora.

Entre incertidumbres, debía seguir viviendo, para tener nuevos descubrimientos.

Después de todo, seguía siendo humano, seguía sintiendo.

Mil vidas más.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora