𝗖𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 𝟯

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Luego de unas horas jugando a Eva le agarra sed por lo que se levanta para dirigirse hacia la cocina a beber algo. Cuando llegó se encontró con Brad sentado en la mesa y Ed hablando con Roger.

—¿Cómo mostrarle un crucifijo a un vampiro? —Preguntaba Roger.

—Sí, exacto. Solo que no creo en los vampiros. —Le respondió Ed.

La chica estaba terminando de tomarse el agua cuando se escuchó el ruido de las campanas, todos en la cocina se miraron.

—Yo no fui. —Dijo Brad.

Todos se acercaron para ver y se dieron cuenta que la puerta del sótano era la que se estaba abriendo. De repente salió disparada una foto hacia la puerta.

—Brad, trae la cámara. —Pidió Ed.

Eva estaba asustada, hace bastante tiempo que no veía cosas moverse solas. La chica decidió quedarse arriba a un costado de la puerta, no quería bajar al sótano, por lo que su compañero bajó. Eva podía sentir el ambiente pesado y aquello la ponía nerviosa. Luego de unos minutos volvieron arriba

—Como les dije, no siempre funciona cuando uno quiere. —Empezó diciendo Ed, terminando de subir las escaleras—. Tal vez la cámara grabó algo.

—¡Cuidado! —Exclamó Eva, mientras corría a Carolyn para que la puerta que se acababa de cerrar sola no la golpeara.

Todo quedó en un sepulcral silencio mientras la cámara seguía grabando. Luego de un rato todos se fueron, cada uno por su lado. Eva, Brad y Drew estaban sentados juntos mientras veían las grabaciones.

—Para no creer en estas cosas te veías bastante asustado cuando dio ese portazo. —Se burló Drew de Brad. Eva a su lado soltó una pequeña risa.

—Debió ser el viento. —Respondió Brad serio.

—Mhm, curioso. El viento no me hubiera asustado. —Siguió burlándose Drew.

—Creo más en el reloj. —Mencionó Brad observando como el reloj cambiaba a las 3:08 AM—. Eso si es real.

—Admítelo, te asustaste. No es de cobardes admitir que uno tiene miedo. —Dijo Eva con una sonrisa burlona en su rostro.

—Tú cállate. —Contestó Brad, lanzándole una mala mirada.

La chica soltó una risa y se levantó despidiéndose de los hombres para luego dirigirse a descansar.

A la mañana siguiente todos estaban reunidos en la mesa de la cocina desayunando y hablando entre ellos. Aunque Eva por otro lado estaba sumida en sus pensamientos, le había costado bastante dormirse, no terminaba de sentirse cómoda en aquella casa. Hasta que Brad le habló.

—Hey, ¿estás bien? —Le preguntó.

—Sí, perdón es solo que no dormí muy bien. —Le respondió la chica con una pequeña sonrisa.

—Ok, nosotros tenemos que irnos, porque nuestro turno empieza en una hora. —Mencionó Brad mientras se levantaba de su asiento, por lo que Eva rápidamente lo siguió.

Ambos oficiales se subieron al auto y emprendieron camino hacia su trabajo. Apenas llegaron a la comisaria Eva se bajó de un salto y entró al establecimiento. Su turno estuvo tranquilo, pero lo que si había era mucho trabajo de oficina, lo cual ya llegaba un punto en el que la hartaba, realmente lo detestaba.

Después de varias horas, su turno llegó a su fin.

—¿Qué te parece si antes de ir a la casa de los Perron pasamos por algún restaurante para poder comer? —Le preguntó Eva a su compañero, mientras ambos iban saliendo en dirección al vehículo.

—Está bien, ¿al lugar de siempre? —Aceptó Brad.

—De acuerdo. Tengo muchas ganas de volver a comer la pasta de ese lugar, ¡es riquísima! —Mencionó Eva, mientras una sonrisa empezaba a aparecer en su rostro.

—Estoy de acuerdo, aunque creo que yo pediré algo de carne. —Dijo el hombre al mismo tiempo que ponía en marcha el auto para dirigirse a comer.

Whispers - El ConjuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora