Cap 25 - El portal

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La lluvia había cesado, peor el cielo seguía encapotado y cada vez más oscuro.

- Hemos llegado. - anunció Jamie.

Estábamos frente a un pueblo de piedra muy pintoresco en mitad del bosque.

- El pueblo está abandonad. - dijo Jamie, con algo de tristeza.

Empecé a crear conclusiones y me di cuenta de que Jamie vivió aquí cuando era pequeño. En este pueblo mataron a su madre.

Le miré, con compasión y me acerqué con Diamante hasta él. No me lo pensé dos veces y le di un abrazo. No entiendo por qué nos ha traído. Debe de ser por algún motivo especial, pero entiendo que le cueste estar en el lugar de su infancia, donde perdió a su madre. Sé que es duro para él, y que lo que menos puedo hacer es darle un abrazo.

Jamie me rodeó con los brazos, devolviéndome el abrazo. Los demás no entendían la situación, pero en este momento es lo que menos me importa.

El abrazo fue acompañado por un pequeño sollozo que sólo yo pude escuchar.

"Demonios" - pensé. "No sabía que Jamie estaba tan roto"

Le abracé con más ímpetu hasta que se separó de mi. De verdad, que no entiendo la razón de por qué estamos aquí. Si le duele estar, ¿por qué nos trae?

Jamie tenía sus ojos grises llorosos, como si fuera una chimenea en invierno, cargada de cenizas. Nunca, desde que conozco a Jamie, le he visto llorar, y menos en público.

- Te quiero Avery. - pronunció mi nombre, cosa que pocas veces ocurría.

- Debiste contarme que estabas así de roto. - musité.

- Lo sé, pero no lo hice porque tú me has ayudado a no estarlo.

El Jamie narcisista y orgulloso que conozco, ha quitado sus capas y me he dado cuenta de cómo es en realidad. El verdadero Jamie, está algo roto, y lo intenta ocultar bajo las capas del orgullo y el narcisismo, como si fuera una cebolla.

- Jamie... ¿por qué nos traes aquí si este lugar te derrumba? - pregunté.

- Quería enseñaros una cosa. Pensé que ya lo había superado. - se secó los ojos.

- Nada se supera del todo, se aprende a controlarlo y a vivir con ello, no se olvida, sigue ahí, escociendo cuando lo recuerdas, pero ese dolor, te hace más fuerte.

- No sabía que fueras tan sentimental. - dijo, con una media sonrisa.

El Jamie de siempre había vuelto.

- Bueno, y yo no sabía que bajo todas tus capas repelentes, tuvieras un corazoncito blandito y sensible.

- Vamos... admite que te gustan mis capas repelentes.

Conseguí sacarle una sonrisa y eso me alegró.

- Bueno... - se giró para mirar a los chicos, que habían escuchado y visto todo y tenían unas caras de confusión innegables. - Vosotros no habéis visto nada, ¿entendido?

Se rieron.

- No te preocupes. - dijo Cony, divertido.

- Vale, entonces seguidme. - me guiñó un ojo y entró en el pueblo.


La calle principal era preciosa, las casas estaban abandonadas, pero conservaba su encanto.

Jamie señaló una de ellas. - Esa... era mi casa. - dijo.

Era blanca, con un balcón de cristal, que estaba roto por el paso de los años.

- Era preciosa. - dijo Jenny.

Querido Jamie [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora