Las ranas no se convierten en príncipes.
Los párpados de Mew se agitaron nerviosos. Abrió los ojos poco después, preguntándose por qué Gulf estaba durmiendo plácidamente entre sus brazos. Entonces recordó lo ocurrido la noche anterior y no pudo evitar sonreír tímidamente.
Contempló los rojizos labios entreabiertos de Gulf, el cabello desordenado, que se desparramaba por su rostro… Era realmente adorable.
Alzó una mano, dispuesto a hundir los dedos entre las ondulaciones de su cabello, pero la dejó suspendida en el aire cuando advirtió que alguien acababa de abrir la puerta. Frunció el entrecejo, molesto por la interrupción.
—¡Buenos días, parejita! —gritó Zee.
El Mendigo llevaba una bandeja de plástico, repleta de diferentes alimentos, que dejó sobre la mesita de noche de Gulf.Aturdido, Gulf se giró hacia su hermano.
—¿Qué haces, Zee? —le preguntó.
—Les he traído el desayuno. —Se encogió de hombros—. Para desearles una vida próspera, feliz y… Bueno, todo eso.
Mew se sentó sobre la cama. Solo entonces se dio cuenta de que había dormido con la misma ropa que llevaba la noche anterior y ahogó un gemido.
—¡Dios mío! —Agitó el cuerpo de Gulf—. ¡Levántate de una vez, estas sábanas están llenas de gérmenes!
Descubrió que Gulf también llevaba todavía la misma ropa de la noche anterior. Era asqueroso; después de haberse juntado con toda la chusma y haber entrado en un pub repleta de humo, sudor y demás porquerías.Zee arrugó la nariz.
—Oye, siguen vestidos —farfulló—. Así que anoche ni siquiera hubo acción.
—Zee, ¡por favor!, desaparece.
Zee se marchó cabizbajo, quizá algo dolido por el recibimiento de los otros dos.Mew se levantó de la cama y, tras calzarse los zapatos, tiró a Gulf del brazo con tanta fuerza que él acabó en el suelo.
—¡Au! —se quejó Gulf, frotándose el codo—. Pero, ¿qué haces, estúpido?
—Salvarte de una muerte segura —respondió él y, acto seguido, comenzó a quitar las sábanas de la cama, hizo una bola con ellas y las lanzó a un rincón de la habitación. Una vez el colchón se quedó desnudo, se miró las manos y su rostro se contrajo en una mueca de asco—. Perdona, pero ahora tengo que ir al baño a lavarme —le dijo, al tiempo que salía de la habitación.
Gulf se quedó allí, sentado en el suelo de su cuarto, con la vista clavada en el colchón de la cama. Se preguntó si aquello sería un despertar normal para Mew. Probablemente sí. Respiró hondo, procurando encontrar la calma perdida. A nadie le gusta que rompan sus sueños tirándolo de la cama.
Mew regresó cinco minutos más tarde.
—¿Todavía sigues ahí, Gulf?
Le dirigió una mirada de reproche antes de sacar del armario un juego limpio de sábanas y hacer de nuevo la cama, previa inspección del colchón, por si quedaba algún resto bacteriano. Cuando terminó, Gulf había logrado levantarse y situarse a su lado.
—¿No crees que es un poco exagerado? —le preguntó.
—¿No crees que tú eres un poco… sucio? —contraatacó Mew.
Gulf se quedó con la boca abierta y le dio un manotazo en el hombro.
—¡Acabas de llamarme guarro!
—No pretendía ofenderte —Le sonrió como si Gulf tuviese tres años—; pero a veces es bueno que otros nos señalen nuestros defectos para que podamos advertirlos y, seguidamente, solucionarlos.
Gulf negó con la cabeza, cabreado, y se dirigió a paso rápido hacia la cocina dispuesto a desayunar algo antes de enfrentarse nuevamente a Mew.
Pensó que quizá él podría cambiar, creyó que Mew se convertiría mágicamente en un chico normal y corriente después de aquel beso, como las ranas que terminan siendo príncipes, pero, obviamente, se había equivocado. Mew no dijo nada mientras untaba dos tostadas con mantequilla y él removía su café con parsimonia.
—¿Y bien…? —comentó Mew, cuando ambos terminaron de desayunar.
—Y bien, ¿qué?
—¿Ni siquiera piensas hablar sobre lo que pasó ayer? —le preguntó—. Por si no lo recuerdas, me pediste que durmiese contigo.
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BES🤍S bajo el muérdago.
RomanceSinópsis: Besos bajo el muérdago. Mew, un chico de la alta sociedad, va a pasar las vacaciones de Navidad con los Kanawut, una familia de clase media de Bangkok. Gulf será el encargado de hacerle de anfitrión, pero la verdad es que no lo tendrá n...