𝐀𝐃𝐀𝐏𝐓.┆❛❛Como presidente del Busan Outlaw Motorcycle Club, follo tan duro como conduzco mi moto y rara vez me acuesto solo. Las mujeres son promiscuas y la violencia es intensa. Me destaco en ello.
Yo era un rey, imperaba sobre Busan sin comp...
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Me dirijo a mi coche patrulla y entro. Me arden los ojos de las ganas de llorar y me duele el estómago. Pensé que estaba haciendo lo correcto, cumpliendo con mi trabajo. Puse de lado mi lujuria y seguí adelante con lo que me enseñaron mientras crecía. Apartar a los chicos malos, no dejarlos entrar en tu cabeza, defender a la comunidad. Pero ahora, me lo estoy cuestionando todo. Poniendo el auto en reversa, salgo apresuradamente y conduzco.
Quizás debería cazar. Cazar siempre me quita las cosas de la cabeza. 'Cazar' es un término que usamos cuando buscamos a los que infringen la ley justo delante de nuestras narices. Observamos matrículas aleatoriamente, esperando que alguien gire en un carril sin señal de giro, o que esté actuando de forma sospechosa. La mitad de esas pequeñas infracciones han llevado a algunas de las investigaciones más excitantes, y de las mayores redadas.
Bajando por la carretera, veo una moto y a un miembro de los Busan Outlaw devolviéndome la mirada. Los largos látigos de cuero que cuelgan del manubrio me dicen que es Jeon.
¡¿Ellos lo liberaron?!
Me pongo detrás de él y enciendo las luces. Él mira por el espejo retrovisor y se detiene a la orilla. Cuando me detengo, salgo antes de que mi automóvil a duras penas esté estacionado.
—¡Tú! —lo señalo, la ira brota de mí. La humillación, la furia y la confusión nublan mi mente.
—Te dije que estaría fuera. —Se encoge de hombros, colocando la moto en su soporte antes de bajarse.
—¡Eres un cabrón! —le grito. Lo agarro de la camiseta y lo empujo con fuerza, todo el miedo de lo que podría hacerme desaparecido.
Sus ojos se abren ampliamente y su mandíbula se aprieta cuando trastabilla hacia atrás.
—Será mejor que tengas cuidado, pequeño —me advierte y sus palabras me enfurecen todavía más. La voz de menosprecio me lleva al límite.
—¿O qué? ¿Me matarás y me enterrarás con el resto de tus víctimas? —Lo empujo de nuevo, y él retrocede.
Su pecho se infla mientras me mira y sus fosas nasales se ensanchan.
Aprieto el puño y suelto un suspiro de frustración. Me estoy deshaciendo.
—Eres tan... —gruño y me vuelvo para marcharme, mis emociones siempre sacan lo mejor de mí.
—Oye, espera un momento. —Me agarra del brazo y me doy media vuelta furioso. Mi momento de tratar de ser mejor persona y marcharme se ha ido.
—¡No me toques!
Agarrando su camiseta con ambas manos, lo empujo con fuerza. Sin soltarlo, lo tiro encima del capó de mi auto.
—Te odio maldito gilipollas —Mi respiración se acelera y mi cara se pone roja—. Yo...
—Dilo, joder ¡dime que me deseas! —grita en mi cara, las venas están sobresaliendo de su frente.