𝙳𝚘𝚌𝚎

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___ ᴠᴇʀᴛɪᴢ

Las semanas pasaban y cada día mi vientre crecía más, ya tenía 5 meses. Pesé que al recibir la noticia de mi embarazo me chocó demasiado, aprendí a vivir con ello y hasta a sacarle provecho.

El estar embarazada era mi carta blanca y Cinco no podía ni tocarme. Aprovechaba mi "libertad" para quitarmelo de encima y encerrarme horas en la habitación sin tener que verlo, usaba la excusa de que su perfume me daba náuseas y ya no me abrazaba por las noches. Este bebé empezaba a ser una bendición entre todo este lugar.

Durante mi tiempo a solas con la pequeña semilla que en mi vientre crecía, acariciaba mi ahora notoria barriga y le hablaba. Ya no me sentía sola y aunque suene tonto me empecé a sentir escuchada.

No sé si era el supuesto instinto maternal que empezaba a surgir en mí, pero deseaba proteger a este pequeño cueste lo que me cueste.

Justo cuando iba a empezar a dar unos de mis programas favoritos, sentí la sensación de querer comer frutas rojas, las fresas y cerezas se habían vuelto mi antojo más frecuentes a las horas de la tarde. Cómo me encontraba en la habitación y en pijama solo me coloque las pantuflas y baje hacia la cocina.

Si Cinco estuviera ahí no me importaba, al fin y al cabo solo hacia falta una arcada mía para que el supiera que debía mantener su distancia.

Ese era el súper poder del bebé.

Ya en la cocina sentí una presencia a mis espaldas mientras sacaba mis fresas de la despensa y empecé actuar como si tuviera náuseas.

- Ya para ___ - ordenó poco paciente - se perfectamente que estás bien, así que deja de actuar - con miedo gire sobre mis tobillos y poder encararlo.

- ¿Qué quieres ahora? - pregunté nerviosa, mi inmunidad era buena pero eso ahora no me aseguraba que él este tranquilo.

- Que pares este jueguito - advirtió - puedo tolerar el que no me quieras siempre pegado a ti y el bebé pero debes entender que soy su padre y por ende me corresponde acompañarte en el embarazo - dio unos pasos hacia mí y acarició mi vientre - este pequeño tambien es mío - agregó para luego dejar un beso en mi frente.

El embarazo me estaba poniendo las hormonas a mil, en un momento como este no sabía si ponerme a llorar o gritar por la impotencia de no poder apartarlo.

Cuando de pronto no se de dónde saque valor y estampe mi mano en su rostro haciendo que Cinco se desestabilice.

- ___! - grito - Te prohíbo que vuelva a hac... - lo interrumpí con un puñetazo en la otra mejilla.

Llevó una mano a su rostro y me miró con irá, a grandes pasos se acercaba a mí mientras yo retrocedía temerosa por lo enojado que se veía. Choque contra el mesón de la cocina y ahí me acorraló.

Por más que estuviera nerviosa le mantuve la mirada y no devie la vista un solo momento, quería que supiera que ya no iba ser igual que antes. Que ya no iba a intimidarme al punto de hacerme llorar con solo una mirada. Sabía que contra él nunca iba a ganar, pero ahora tenía en mente darle batalla y no dejarle el camino fácil hacía mi destrucción.

El bufaba como un toro y yo como un cachorro bravo temblaba del miedo pero ni así huía de la batalla.

- Sube a la habitación- ordenó al ver mi rebeldía - ahora!!! - grito y se hizo a un lado.

Sin pensarlo volví a tomar mis fresas y camine a pasos rápidos hacía la escalera, a mitad de esta dirigí mi vista hacía él y note que me estaba viendo, no sé porque pero se me escapó una risita, note como se puso peor y rápidamente me encerré en mi habitación.

Está batalla la gané yo.

Está batalla la gané yo

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