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Quackity caminaba en dirección a la casa de Luzu, estaba feliz por poder verlo, pues nunca podía, por estar ocupado o porque Rubius o Fargan llegaban a obligarle a salir con ellos, nunca se negaba pero realmente le frustraba. 

Consideraba a Luzu una hermosa persona, la mejor de todo Karmaland y, aunque en su momento lo puso en duda, la única en la que podría confiar. Luzu se lo había dicho, y tuvo que comprobarlo por su cuenta para darse cuenta de la razón que tenía, aunque eso no hubiera pasado si en esos momentos tuviera sus recuerdos. Con sus recuerdos presentes, nadie mas que Luzu era de confianza, todos ellos eran, como Luzu dijo, "sopas de veneno".

Tan falsos con sus risas y bromas, una suerte que todos tiene el mismo humor en Karmaland, o al menos la mayoría, ya que si esto hubiera pasado en Las Nevadas ya estaría todo el lugar en llamas y estaría ocurriendo una guerra.

Pero olvidó ese tema cuando estuvo frente a la puerta del castaño, todos esos pensamientos llenos de odio desaparecieron en un instante y su sonrisa infantil apareció en su rostro. Tocó la puerta frente a él y Luzu le abrió con una sonrisa.

- ¡Quacks! Pasa, pasa, que gusto verte, otra vez - Le saludó con una caricia en el cabello.

- Hombre, Lusu, es que tenía ganas de verte mas tiempo, que no pude estar mucho contigo esta mañana - Quackity dijo entrando a la casa de Lusu como si fuera suya, sabiendo que esto no molestaba en absoluto al mayor.

- Traeré café y algo para comer, en un momento vuelvo. 

Quackity asintió y, tras perder de vista a Luzu, se dedicó a mirar la bella casa del mayor, era espaciosa, mas de lo que parecía, y, aunque era algo oscura, se sentía seguro dentro de esta. Vio pasar a Anselmo, quien lo miró por un momento y luego siguió caminando, al cuarto de Luzu, posiblemente.

- Ya estoy, Quacks, toma - Luzu le entregó su taza de café y dejó, en la mesa que estaba frente a ellos, un plato con sándwiches cortados como triángulos.  

- Muchas gracias, Lusu - Dijo antes de tomar un sorbo de café, estaba dulce y sabía bien.

- Por ti lo que sea, Quacks - Dijo el castaño sentándose a un lado de su compañero - Ahora si, ¿Cómo planeas hacer el casino? Sigo curioso de tu idea. 

- Pues lo haría de tres pisos, bastante grande, aunque solo va a ser casino los dos primeros, el tercero va a ser mas como un almacén donde guardar cosas - Empieza - Y bueno, el primero sería el típico casino con bar, juegos, apuestas y todo eso, el segundo seria mas un salón tranquilo, para charlar o simplemente relajearse.

- Buena idea - Luzu opina.

- Y quería que tuviera como una entrada super elegante, con una fuente, jardín así bien bonito, con un cartel en grande que diga "Casino Karmaland" con luces y todo - Quackity siguió - Pero me va a costar bastante.

- Sabes que cuentas conmigo - Luzu tomó la mano del pelinegro para reafirmar sus palabras.

- Si... ¡Oh! Casi se me olvidaba, te tengo que presentar a alguien, la conocí cuando me perdí en el bosque a lo pendejo, es super buena onda - Quackity cambió el tema de conversación - Ella me ayudará también con el casino.

- ¿Ella? - Luzu se confudnió completamente.

- Si, es una bruja, es muy amable, se llama "Aletheia", aunque según ella es mejor que le digamos "Ali" - Quackity explicó.

- Ya me la presentaras - Luzu le sonrió - ¿En que te puedo ayudar yo? - Interrogó.

- Me puedes ayudar con la construcción, me voy a tardar mucho y me vendría bien una mano, Ali quiere hacer parte en la decoración, ya que ella me va a conseguir bastantes materiales que necesito, si quieres también decoras tú - Quackity hablaba, Luzu le miraba sonriente, adoraba ver al chico tan entusiasmado por algo.

- Claro, como tu quieras, Quacks - Luzu le dio una de las sonrisas que solo le dedicaba al pelinegro, esas que demostraban un cariño sincero.

- Gracias, Lusu, eres el mejor - Quackity abrazó al castaño con mucho cariño.

Aunque, luego de unos segundos en ese abrazo, se dio cuenta de que ahora se sentía diferente, había pasado lo mismo en el abrazo de esta mañana, pero estaba tan cansado que no se dio cuenta. Sentía como si fuera la primera vez que alguien le daba un abrazo con tanto cariño, ese sentimiento cálido en su pecho empezaba a doler de lo fuerte que era, pero no le agobiaba, pareciera masoquista diciendo que se sentía demasiado bien. No quería separarse y en cuanto sintió los brazos de Luzu empujarlo levemente para separarse se asustó, aferrándose al cuerpo del mayor para que no lo soltara.

El castaño lo miró confundido - ¿Pasó algo, Quacks?¿Te sientes bien? - Se preocupó, trataba de levantar la cabeza del pelinegro para ver su rostro, pero estaba pegado a su pecho y no se movía - ¿Qué pasa, Quackity? - Luzu buscaba una respuesta del menor bastante asustado.

- Nada, solo... - El pelinegro suspiró y se acomodó en el pecho del castaño - ¿Podemos estar así mas tiempo? Por favor, Lusu - Quackity pidió con una voz apagada, parecía estar cansado.

El de ojos carmín se sintió tranquilo al escuchar la voz del menor, estaba confundido por sus palabras, pero pensó que simplemente necesitaba compañía y un poco de tranquilidad.

- Claro, Quacks, el tiempo que quieras, pero, por favor,  no me preocupes así, ya me iba a morir - Luzu dijo en broma, pero sintió los brazos de Quackity sujetarle mas fuerte.

Esas palabras le trajeron malos recuerdos al pelinegro, pero no iba a culpar a Luzu, él no sabía nada.

- Gracias, perdona por preocuparte - Dijo el menor volviéndose a acomodar.

Ambos estuvieron abrazados, Luzu tenía a Quackity recostado en él ligeramente, quien dormía como si no lo hubiera hecho en años, mientras que el castaño acariciaba los cabellos del chico con cariño. Poco a poco el sueño se apoderaba del mayor, quien se durmió abrazando al pelinegro, buscando la calidez que el menor emanaba.


Two face  // QuackityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora