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Quackity estaba cansado, completamente cansado. Pero también hambriento y sediento, enojado consigo mismo y con mucho frio. Y todo eso debido a su propia idiotez, pues decidió hacer una ruta diferente a la que siempre hacia cuando iba a recoger materiales, y terminó huyendo de zombies, esqueletos, creepers y toda criatura hostil que habitaba en la zona.

Caminaba con pesadez, casi arrastrando sus pies, su mirada estaba perdida y se planteaba el subirse a un árbol y quedarse allí hasta el siguiente día, pero se arriesgaba a que una araña o esqueleto le atacara sin dudar, por lo que siguió caminando y esperando la ayuda de los dioses.

Decidió parar un momento a respirar, revisó su mochila, pero no le quedaba nada de comida o agua, tampoco tenía carbón para prender fuego y calentarse del horrible frio que se extendía cada vez mas por su cuerpo, entumeciéndolo poco a poco, no encontró mas que un hacha, espada, pico y los materiales que había recogido. Pensaba obtener unas cosas para su casa y volver a la misma a decorar y construir unas cosas que tenía pensado hacer. 

Estuvo a punto de empezar a lamentarse en voz alta, pero un golpe y una queja le llamó la atención, como a cualquiera le pasaría, porque no le veo lo común el escuchar a la medianoche un "Mi puta madre" en medio de todo el silencio característico de la hora. 
Quackity decidió acercarse al lugar del ruido lentamente, divisó una silueta femenina y al acercarse vio a una chica joven, como de su misma edad, con una capa negra recogiendo muchos frascos con plantas del suelo.

Supo al instante que era una bruja, pero no se veía para nada agresiva ni malvada, así que se acercó de todas formas. Se arrodilló frente a ella para recoger unos frascos pequeños con lo que parecían plantas secas. La joven castaña lo miró algo sorprendida, pero aceptó la ayuda sin pensarlo mucho. Cuando terminaron de recoger ella guardó sus cosas en su bolso y miró a Quackity agradecida.

- ¿Qué hace un héroe de Karmaland tan lejos del pueblo a estas horas? - Dijo con una voz agradable y tranquila.

Quackity suspiró al recordar su situación actual - Perdido, seguramente seguiré así toda la noche - Respondió.

- Conozco el pueblo, te puedo acompañar hacia él, pero creo que primero deberías descansar un poco, te veo destrozado - Manifestó sin pelos en la lengua.

- Si tienes comida y agua te juro que me quedo contigo toda la vida, por cierto, soy Quackity, ¿Y tú? - Quackity y la joven se sentaron en el césped y acomodaron sus cosas para descansar.

- Claro que tengo, pero no te vas a quedar conmigo porque no necesito patos en mi casa, pero me puedes ver cerca del lago que esta por esta zona, me encuentras de seguro - Empezó a hablar mientras sacaba una botella de agua y se la entregaba a Quackity - Soy Aletheia, pero dima Ali, por favor, mi nombre es algo raro.

- Es bonito - Aseguró Quackity.

Estuvieron por un rato charlando, hasta que Quackity decidió preguntar algo que le venía molestando hace tiempo.

- Es una pregunga rara, ¿de casualidad no sabes como recuperar recuerdos perdidos? - Preguntó, Ali se vio algo confusa ante la pregunto, pero no necesitó pensar mucho la respuesta.

- Claro, es un sencillo hechizo, ¿Lo necesitas? 

- Definitivamente, es difícil vivir sin recordar nada, es tener un vacio constante imposible de llenar, no puedo seguir con los sueños que tengo, odio a personas sin rostro y salto a la lava por alguien que me apreciaba, ni siquiera recuerdo su nombre, pero el si sabía el mío, me dedicó sus ultimas palabras y yo no pude salvarlo - Murmuró, recordando todos esos recuerdos incompletos y desordenados - Solo sé que yo era de un lugar llamado "Las Nevadas".

- ¿Las Nevadas? Recuerdo haber ido allí, pero eso esta en otro multiverso... - A medida que hablaba su tono de voz bajaba - Merlon hijo de puta, bueno, era de esperar de ese viejo inteligente - Suspiró para relajar su cuerpo y miró a Quackity - Ya decía que me sonaba tu nombre, tú no solo eras de Las Nevadas, tu creaste Las Nevadas, es una ciudad famosa por su casino y  noches de juegos y apuestas - Ali dijo haciendo memoria a ese tiempo que vivió allí.

- Wow, es increíble que haya hecho algo así, es raro - Dijo sin saber como reaccionar a toda esa información.

- Bueno, supongo que un hechizo te ayudará mas que mi palabrería, si te ayuda te invito a beber a tu casino un día de estos, los viajes por el multiverso me fascinan, algo bueno de ser yo - Dijo Ali levantándose, sacó un grimorio y pasó las paginas rápidamente, buscando instintivamente el hechizo.

Quackity reaccionó rápidamente y se levantó para colocarse frente a Ali observando el grimorio con curiosidad, la tapa del libro era verde oscura y había un ojo pintado en un rosa que brillaba notoriamente, las letras de las paginas parecían volar fuera del libro y las manos de Ali brillaban en rosa mientras buscaban delicadamente la pagina correcta. Al encontrar esa dichosa pagina ella miró con una media sonrisa a Quackity.

- Quackity, querido amigo vamos a ver que clase de persona eras, lamentablemente yo también veré tus recuerdos, pero tranquilo, tu secreto siempre estará guardado con llave - Dijo empezando a recitar palabras en un idioma desconocido.

La mano de Ali se movió hasta apuntar a Quackity y trazar una runa en forma de espiral, sus ojos seguían en el libro y las palabras seguían saliendo de su boca sin parar, el espiral se dirigió a la frente cubierta de Quackity y pareció adentrarse en su cabeza, al instante, Ali, lo miro y paró de hablar.

Quackity se mantuvo quieto unos segundos hasta que sintió como un montón de recuerdos se metieron en su cabeza como una bala perforando su cerebro, su vista se nublo y se sintió desfallecer, para su suerte los brazos de Ali  lo sostuvieron antes de impactar contra el suelo.

Quackity estuvo inconsciente dos horas, por suerte Ali estuvo allí para matar a los monstruos que se acercaban. En esas dos horas, Quackity viajó por sus recuerdos, cada momento que vivó, que sintió y que olvidó, recordó lo bueno y lo malo, lo mas importante y hasta cada detalle de lo mas insignificante. Sus dos personalidades chocaron por un tiempo, su mente se negaba a creer todo eso, pero a su vez era consciente de que todo lo que veía era real. Esa pelea ocurrió en su mente por menos de dos minutos, pero se sintió como una vida intentando darse cuenta de todo, en cuanto lo logró, pudo respirar en paz.

Esas personalidades que se rechazaban y luchaban por ganar ahora era solo una personalidad compleja que descansaba en paz, dejando a su mente tranquila después de un caos que parecía no tener fin. En cuanto abrió sus ojos al mundo real, nada era igual.

Ali lo miró, siendo consciente de esa nueva personalidad, pues vio junto a él cada recuerdo y momento que había olvidado. Aun sabiendo las atrocidades hechas por el chico frente a ella. decidió tenderle la mano y ayudarlo a pararse, pues bien sabía que ella no había hecho cosas mejores.

- Vaya vida Big Q - Bromeó Ali sin darle importancia, Quackity entendió la broma y se rio, aunque mucho mas calmado y serio que antes.

- Si, supongo - Murmuró.

- Bueno, ya sabes, cualquier cosa que quieras o necesites me encuentras cerca del lago - Quackity asintió y Ali se volteó dispuesta a irse, pero antes decidió voltearse y mirar a los ojos a Big Q - Ten cuidado, nada va a ser como antes para ti ahora, que los dioses acompañen tu camino al igual que tu destino - Ella dijo a modo de despedida formal y desapareció entre las sombras.

- Supongo que ahora tengo una nueva amiga - Quackity miró su bolsillo y sintió un papel que no estaba allí antes, al sacarlo vio un mapa muy preciso que le señalaba el camino de vuelta al pueblo.

Al tomar su mochila noto un peso extra, comida y agua que Ali le dejó para el camino, y también una pequeña decoración de una seta roja con puntos blancos en ella, sonrió al ver estas nuevas adquisiciones y empezó a caminar por el sendero indicado en el mapa.

Llegó a Karmaland cuando el sol se asomaba preparándose para un nuevo día, Quackity llegó a su casa y entró siendo recibido por sus dos patos, Calamardo y Tenta culos, el se convirtió en el Quackity de el pueblo conoce al ver a sus queridos "hijos". Los abrazó, alimentó y mimó con mucho amor. Aunque ese brillo que solía tener su mirada ya no estaba presente, y ahora solo pensaba en que su vida en Karmaland ni siquiera había empezado.

Supongo que un casino en Karmaland quedaría bien, ¿no?, un segundo casino a su nombre nunca esta de mas.

Two face  // QuackityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora