SOLO TÚ ⸻ 𝐍𝐀𝐑𝐔𝐓𝐎 | ᴍᴀʟᴇ x ғᴇᴍ

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SOLO TÚ ⸻ 𝐍𝐀𝐑𝐔𝐓𝐎 | 16

Lo había estado pensando, y quizás el pequeño error que había cometido su amiga era estrictamente necesario para que finalmente pudieran hablar de aquel tema al que durante mucho tiempo le habían estado restando importancia.

— Midori-chan, estábamos esperándote. —

A la lejanía se encontraban Naruto y Oyuki, ambos a su espera.

— Oh, siento mucho el retraso. —

"No hay razón para actuar nerviosa, después de todo él  ni siquiera sabe que tú sabes que él sabe sobre tu enamoramiento." Repitió una y otra vez lo que minutos atrás le había dicho su amiga, como si de un mantra se tratara.

 — Que bien, porque le estaba diciendo a Naruto que lamentablemente no podré acompañarlos. —

— ¿Que?, ¿porque? — Cuestionó, alarmada ante la idea de estar durante tanto tiempo a solas con el Uzumaki, pues en realidad no quería tener que afrontar lo que fuera a decirle el rubio.

— Son asuntos un poco personales, pero descuida, si siguen la ruta que les marque en este mapa llegaran a no más de tres días, claro, si no toman descansos demasiados largos. — Inmediatamente les dio un pergamino, el cual contenía el mapa e instrucciones para llegar a su natal tierra. — Suerte. —

Fue solo cuestión de minutos para que la morocha desapareciera de su campo de visión.

— Bueno, comencemos.— El ojiazul comenzó a caminar hacia el exterior de la salida, empero la oji jade no le siguió el paso. — ¿Midori-chan? —

— ¿No sería mucho más rápido si Sasuke nos llevara hasta allá con su ninjutsu de espacio-tiempo? —

— ¿Sasuke?, no lo creo, eso de alguna forma sería como una misión, y le están prohibidas, anda, camina ya. — No quería moverse de su lugar, pero si ella no lo hacía él la obligaría. — Vamos Midori-chan, no me obligues a tener que cargarte. —

"¡¿Qué?! ¡Definitivamente no!"

— ¡No! no es necesario, ya voy. —

"

Para gran suerte de la Haruno, Naruto no había hablado sobre su enamoramiento durante todo el trayecto hacia el País de la Nieve, y aunque se sentía aliviada por no tener que tocar el tema, por otra parte se sentía decepcionada, pues aquello posiblemente significaba que el rubio no quería herirla con su rechazo.

— Que bueno que llegamos, finalmente podremos descansar, dattebayo. —

— Si, es un alivio, ahora busquemos a la señorita Koyuki. —

— Oh, hace bastante tiempo que no la vemos, ¿crees que se vea más vieja? ó ¿será que la edad no le afecta como a la vieja Tsunade? —

— Te he dicho miles de veces que no la llames así. — Estaban a punto de comenzar un alboroto, si no fuera por la sorpresiva presencia de la Feudal de aquel país. — Señorita Koyuki. —