Pʀɪɴᴄᴇss ғᴏʀ ᴛᴡᴏ [+18] ✓

CAPITULO 6

ADVERTENCIAS: El siguiente capitulo puede contener escenas, lenguaje y acciones que no pueden ser aptas para todo público. SE RECOMIENDA DISCRECIÓN.

|| RAYITA ||

Me quejé del dolor cuando me removí en la cama y la piel de mi culo ardió. Enterré la cara en las almohadas y gruñí cuando mis músculos se contrajeron por el movimiento. La noche anterior había sido... Dios mío.

Me senté en la cama ignorando el dolor y reparé la habitación para darme cuenta que estaba sola en la inmensa cama que estaba completamente desordenada. El diamante en mi mano brilló y la alcé para ver las dos piedras enormes que decoraban mi dedo anular en la mano izquierda.

Mordí mi labio al recordar la propuesta de matrimonio y chillé de emoción al asimilar que me casaría con los hombres que amaba. Un resumen de como terminó la noche fue yo dándoles el sí, lanzándome hacia ellos y luego correr hasta la habitación nuevamente para celebrar el compromiso.

Todo hubiese sido delicado de no ser porque cuando empezábamos a calentar motores, Armin me llamó y Porco leyó el nombre en la pantalla.

—No sé que tanto me guste que seas amiga de alguien a quien te follabas, amor.

Me tenían con el culo alzado hacia ellos, mis rodillas hundidas en la cama y mi rostro presionando el colchón; todo mi cuerpo inmovil porque habían atado mis manos y mis brazos detrás de mi espalda. Podía sentir mi coño destilando jugos y empapándome los muslos por la excesiva excitación que tenía y los hijos de puta no me tocaban.

—Odio más que nos lo haya ocultado...—dijo Levi mientras acariciaba mi culo con su cinturón. Sabía que no estaban molestos, pero ellos tomarían cualquier cosa que les permitiera darme un "castigo".

—Me porté mal...—contoneé el culo frente a ellos como acto de ofrecimiento para que me tomaran de una buena vez—. ¿Por qué no me azotas un poco con ese cinturón?

—Eres una maldita zorra caliente. —El sonido del cuero estrellándose contra mi carne me hizo gritar y el escozor en la piel empezó de inmediato.

«¿Qué tan jodida estoy como para que los azotes de ese tipo me encendieran de tal manera?»

—Si. Dame más.

Así fue como terminé con el culo adolorido. No necesitaba verme al espejo para saber que habría marcas que durarían mucho tiempo ahí, pero no me importaba.

Salí de la cama y rodeé mi cuerpo con una bata, caminé rumbo al salón y había un carrito repleto de comida y mis dos chicos sentados en el sofá tecleando en sus teléfono.

—¡Tienen prohibido trabajar! —me senté con cuidado en medio de los dos cuando me abrieron espacio en el sofá y ambos besaron mis mejillas.

—No estamos trabajando—respondió Levi mientras me servía unos panqueques en un plato y los bañaba en miel.