CAP.4 LA PRUEBA DE FUEGO

20 1 1
                                    


Narra Santhiago:

Cariño es hora de levantarse – decía la señora Fátima desde el otro lado de la puerta – si no te levantas llegaras tarde a tu entrenamiento.

….

Mierda, no quiero levantarme estoy hecho mierda, ayer esos locos me sacaron la chicha, a quien se le ocurriría poner a un joven a correr por toda la ciudad, ni siquiera trotar si no correr… ya ha pasado un mes desde que empecé a entrenar con Pyro y Tristán, pero aun no me acostumbro a levantarme tan temprano y a sus entrenamientos extremos… en fin creo que tendré que levantarme. Con pesadez en mi cuerpo trate de levantarme lo cual logre, aunque con un movimiento muy lento por mi parte, ya estando completamente levantado agarre un paño y salí de mi habitación para dirigirme al baño, dure como unos quince minutos dentro, pero al salir ya estaba completamente seco, creo que ya secar mi pelaje se ha hecho una tarea que mi cuerpo realiza inconscientemente.

Tras pensar eso fui a mi cuarto a cambiarme de ropa, la cual no era la gran cosa solo una camisa de manga cortas, un mono y mis hermosas patas, creo que ya me acostumbré a que los pies o patas inferiores sean lo que más se ensucien de todo el cuerpo. Ya estando listo solo salí de mi cuarto y bajé por las escaleras ahí se encontraba la señora Fátima ordenando algunos libros en un librero que se encontraba en la sala, me acerqué a la cocina y tomé lo primero que vi para desayunar. Ya cuando estaba a punto de salir de la casa la señora Fátima me detuvo para decirme algo.

Santhiago antes de que te vayas quería decirte que tal vez mas tarde vaya a verte en el estadio – me menciono mientras me daba una baya más – esa te ayudara con el dolor si te llegas a lastimar, recuerdo que ayer mencionaste que te estaba empezando a doler el cuerpo después de cada entrenamiento por eso decidí comprarte algunas – tras entregarme la baya ella se despidió para después irse de nuevo a la sala –

mmm… una baya Zidra, no había visto una desde que llegue, al perecer son un poco raras… oh mierda se me hace tarde. Sin más salí de la casa y empecé a correr muy rápido con dirección a la ciudad, algo que me gusta de este cuerpo nuevo que tengo es que se mejora muy rápido con cualquier entrenamiento, por lo que con solo un mes de entrenamiento de resistencia, ataque, agilidad y velocidad ya estoy muy elevado al promedio, y pensar que cuando llegue con un siempre golpe me derribaban, pero ya no más, en pocas palabras mis EVs y IVs suben de maneras increíble y al parecer no tengo límites. Cuando ya estaba cerca de la ciudad, baje la velocidad para que no pensaran que soy una amenaza y por suerte no me paso nada.

Ya estando dentro volví a correr con dirección al estadio, algo que aproveché para probar mis nuevos reflejos, solo cerré los ojos y seguí corriendo podía escuchar un montón de cosas, pero también podía oler algunas cosas en específico, creo que estuve a punto de chocar con varios ciudadanos, pero los esquive con suma facilidad. Cuando percibí el aroma del hospital sabía que estaba cerca, y efectivamente ya estaba justo en la entrada sin muchas cosas que hacer, entre y tras caminar por ese largo pasillo oscuro que veía cada mañana y algunas veces en la tarde, al entrar a la arena que siempre usábamos me llevé la sorpresa de que hoy había un montón de gente, lo cual me puso un poco nervioso, durante este mes la verdad es que de vez en cuando teníamos público, pero es la primera vez que hay tantos, camine un poco nervioso hasta los chicos los cuales al notarme me saludaron.

Oh Santhiago que gusto que hayas llegado, disculpa si hay mucha gente, pero creo que se puede tomar como un entrenamiento más – dijo entre risas el Charizard de nombre Pyro –

¿E-entrenamiento? – pregunte un poco nervioso mientras veía a todo el público –

Claro, un peleador siempre tiene que mantener la postura estando o no rodeado de gente, por eso le dije a algunos amigos que vinieran, pero creo que esos amigos les dijeron a sus amigos que también vinieran – mirando al público - … oh mierda, Pyro mira por ahí – dijo Tristán mientras agarraba la cabeza de su amigo para señalar a alguien entre el público –

UNA HISTORIA ALGO CLICHÉ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora