Los labios de James sabían a chocolate derretido.
Los de Sirius a Chocolate blanco.
Los de Regulus a Cocoa caliente.
Los de Severus Chocolate amargo con motas dulces de crema.
Y lo mejor, todos eran suyos.
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Se miro al espejo del baño de los prefectos parecía que estaba en su quinto año.
Su rostro era el mismo de aquel entonces.
Se encogió de hombros este era un sueño obviamente, si la mayoría de las veses tenía sueños lúcidos, no mentiría al decir que le extrañaba que todo aún no se desfiguraba derrepente apareciendo sus cuatro compañeros apuntandole y gritándole "¡Es tu culpa!" En su cara.
Pero mientras más durase este sueño más retrasaba su vuelta a la realidad donde era infeliz y desdichado aún teniendo a Harry que apesar de no tener su sangre lo consideraba su cachorro al ser el hijo de su compañero.
Aprovecharía esto.
Este sueño donde era feliz.Donde sus hembras aún estaban con vida.
Salió del baño dirigiéndose a su siguiente clase sonriente.
Usualmente llegaría puntual a clases pero tenía planeado otras cosas.
Cómo por ejemplo acosar a uno de sus Slytherin's favoritos, este siempre llegaba entes que todos los demás para evitar a sus demás compañeros y por supuesto robar uno que otro ingrediente del gabinete de la clase.
Cómo pensó estaba aquí, sentado al fondo con un libro de portada gastada y páginas amarillentas.
Un escalofrío le recorrió por su espina dorsal,era su olor...tan delicioso tan adictivo.
Casi saltando de emoción se sentó a su lado logrando sobresaltar a su huraño compañero que lo vio con el seño fruncido en su hermoso rostro.
Antes que su compañero muriera aún recordaba ese tercer año, el año que trabajo como profesor en Hogwarts, el año donde...su compañero solo por la irá de la acalorada discusión que mantenían terminaron sobre el frío suelo del aula.
Sudados y con muchas mordidas en sus cuerpos.
Sin duda jamás olvidaría el rostro enloquecedor de Severus al ser azotado mientras embestia su apretado culo resbaladizo.
Demonios. Podía sentir como Lupin junior quería salir a saludar también a su compañero.
—Que es lo que quieres Lupin —Escupio y el nombrado siguió ignorando el claro odio hacía su persona mientras admiraba sus rasgos— Dónde están tus-
—Me encanta tu cabello.
Severus quedó como piedra, deteniéndose en su oración boquiabierto.
Que es lo que acababa de decir?...
—Yo...eh...—Sin duda no se esperaba aquello.
—Tambien me gustan tus manos —Prosiguió hablado absorto en las expresiones del otro— Se ven duras pero creo que son suaves como tu cabello.
La sangre subió al rostro del Snape avergonzado que sin darse cuenta dejo de lado su libro.
Debía ser una broma, en cualquier momento Potter y compañía saldrian y arian de las suyas dijo una voz fuerte en su mente la parte de su consciencia que siempre estaba alerta a todo.
