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El orfanato cayó bajo el juzgado de lo ocurrido, enviados a nuevos lugares, todos los niños fueron separados nuevamente, pero no había algo que lastimara tanto a Ruv como haber sido alejado de su amigo, el único quien le comprendió lo suficiente durante tantos años de tanta tortura y sufrimiento, su ángel guardián.

Sumando más a su nueva lista de sufrimiento, al ser cerrado todo el proyecto de crianza y educación de los menores ahora tampoco sabía cuál era el paradero de su otra amiga, Sarvente.

Estaba solo nuevamente, devuelto a su nacionalidad, se alejaba cada día más de poder verles pronto, y en aquel frío lugar con esos jóvenes hormonados de su misma edad no se sentía tan a gusto, todos eran tan distantes como el, no eran nada parecidos a como era Whitty con el.

Lo extrañaba demasiado.

Inconscientemente torno a un muchacho violento, poco tolerante y frío, se había prometido a si mismo y a su amado amigo que se cuidaría, esperaba con ansias el poder verles tal y como habían prometido. Solo esperaba que después de tantos años sin contacto siguieran recordando esa promesa a la cual tanto se aferraba.

Los segundos se volvieron minutos, los minutos horas, y las horas unos eternos y pesados días. Su historial de vida no había quedado del todo limpio en su estancia en Rusia, se había vuelto alguien violento completamente, y cuando la situación se le escapó de las manos decidió dejar ese país atrás, no lidiaría con la ley en ese lugar.

Sin embargo, no todo era malo, con el paso de los años ya había cumplido 17, Sarvente debería tener la misma edad, y Whitty actualmente debería cumplir 18. A final de año deberían reunirse, y para la celebración de Año Nuevo faltaban sólo 2 días.

Bajando del autobús, Ruv tomó aire, soltándolo luego de llenar sus pulmones, era extraño volver a ese país, y encima a aquella ciudad que tanto le había marcado. Con su "ahorro" había pagado unas noches en un hotel, estaba algo impaciente, las decoraciones de navidad estaban frescas, odiaba esas celebraciones, aunque consideraba que lo hacía porque siempre lo había pasado solo.

Llegando al hotel dejó su bolso y su maleta junto a la cama, cerrando la puerta se dispuso a aislarse nuevamente de todo el resto del mundo, quitándose su abrigo para permanecer en manga corta de un sweater sin mangas, se recostó sobre su cama. Dejando su ushanka a un lado se dispuso a mirar el hecho de la habitación.

Quitando su parche deslizó sus dedos por su cicatriz. Había cambiado físicamente, y en personalidad también, se preguntaba cómo sería su querido amigo actualmente, o como estaría Sarvente también, habían pasado años desde que no recibía señales de ellos dos, ya quería verles.

...

Pasado el tiempo de estancia en aquel lugar llegó el día tan esperado; Año Nuevo.
Vistiéndose, realmente no sabía cómo debía asistir, no era del tipo de persona que vestía formal, y realmente tampoco quería hacerlo. La noche estaba fresca, vistiendo un atuendo que le gustaba, junto a su típico abrigo y ushanka salió de su habitación, acomodando sus guantes sin dedos caminó a aquella iglesia en donde se habían conocido de niños.

Realmente tenía un revuelo de sentimientos, nunca se había sentido tan emocionado, aunque su rostro no lo demostrara.
Caminando por las calles de aquella ciudad sólo pudo recordar cuando había huido y aquella noche de festival con su amigo, era extraño.

Pasando frente al orfanato que se unía con la iglesia, no pudo evitar sentir nostalgia, el lugar estaba abandonado actualmente, y se veía totalmente descuidado, bueno, supuso que después de que se descubriera todo el maltrato y abuso que se daba en aquel lugar sería obvio que lo cerrarían.

Sᴍɪʟᴇ [Ruv x Whitty]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora