𝘛𝘦𝘭𝘭 𝘵𝘩𝘢𝘵 𝘵𝘰 𝘵𝘩𝘦 𝘣𝘶𝘵𝘵𝘦𝘳𝘧𝘭𝘪𝘦𝘴

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La gente dice que las mariposas son el mejor insecto que existe.

Son delicadas, pacíficas, de hermosos colores, etc. Mary era parte de ese grupo de gente, también era su insecto favorito, pero no por todas las características mencionadas.

Era porque desde pequeña veía vulnerables a las cosas pequeñas, y fué así como su padre le enseñó a cuidar a esas vulnerabilidades.

Invierno del 72, Mary llegaba con su padre al pequeño pueblo de Denver, Colorado. Estaba algo emocionada por todo lo que iba a vivir ahí, todas las nuevas experiencias, quizás nuevos amigos.

-Ya llegamos, baja del auto Mary- Dijo su padre, poniendo sus manos sobre su cintura y suspirando, orgulloso por lo que logró hacer.

-Ya voy!- Dijo la pequeña de 7 años. Bajó del auto y entró corriendo a la casa. Correría por todos lados viendo la casa asombrada, era más grande que la anterior.

-¿Te gusta? Pues a mí también!- Sonrío su padre viéndola, feliz. -Ahora, es momento de que vayas a conocer tu nueva escuela. Ya puse tus libros en la mochila, puedes ir- Le guiñó un ojo y la vió marchar, orgulloso.

Mary caminó a su nueva escuela, con una sonrisa en su rostro. Su ilusión del día perfecto se arruinó cuando, en el camino, vió que unos matones perseguían a un chico aparentemente de su edad, rubio e indefenso.

Ella se molestó y fué a defender al chico.
-¡Oigan, déjenlo!- Dijo para luego interponerse entre los matones y el chico.

-¿O qué, nos vas a pegar con tu osito de peluche, enana?- Murmuró burlón el lider de ese grupo de idiotas, pero entonces, sintió un horrible dolor en su panza.

Mary le había pateado en esa parte del cuerpo, generando así la caída al suelo del matón. Ella agarró al chico indefenso y corrieron tan rápido como pudieron hacia una tienda para esconderse o perderlos de vista.

Al llegar tomaron mucho aire, ninguno de los dos eran ese tipo de personas que hacían actividad física, o al menos, por el momento.

-Gracias, me salvaste de una paliza de esos idiotas- Dijo el pequeño rubio, sonriendo y viendo a Mary.

-No es nada, solo protejo al vulnerable- Sonríeron los dos para luego ir a la escuela, y, de casualidad, les tocó la misma clase.

-Soy Finney Blake, un gusto, y gracias otra vez- Dijo y le dió la mano a la chica.

-Mary, Mary Shelley- Sonrío y le dió la mano.

Y así, comenzaron una amistad hasta el año presente, 1978. "Amor platónico" siempre dijo el padre de Mary, pero ella no entendía bien el significado de esa palabra.

Otoño del 78, Finney iba caminando a paso lento con su hermana, Gwen. Se encontrarían con Mary en la esquina de su casa para ir a la escuela los tres juntos.

-Dios, ¿por qué vive tan lejos?- Dijo Gwen, poniendo una de sus manos en su rodilla, que ya le dolía.

-No vive lejos, solo camino a tu ritmo. . .¡Muuy lento!- Replicó Finney, soltó una carcajada con Gwen y siguieron caminando.

-¡Por allá, ya la ví! ¡Mary!- Gritó Gwen y levantó su mano, agitándola en el aire para que Mary la vea. Cuando la divisó en la distancia, fue corriendo hacia los hermanos y se unió a su caminata, que ahora se dirigía a la escuela.

-¿Como están? ¿estudiaron? -Preguntó Mary, sonriendo y viendo a los chicos.

-¿Estudiar? ¿Estudiar para qué?- Preguntaron los dos hermanos, confusos. Al mismo tiempo se sobaron la cabeza.

-El examen de física. . .- Los miró de igual manera confundida, siguieron los tres caminando con diferentes pensamientos en su mente, como por ejemplo, si iba a venir la profesora de Fisica a la escuela.

Los tres desearon que no.

8 horas después, exactamente a las 15:43, cuando todos estaban en casa y después de la escuela, el grupo de tres salieron de sus casas para reunirse en el cerro.

Cuando se reunieron al fín, se sentaron en el pasto y vieron el ambiente, suspiraron y vieron el cielo. Vieron las nubes, sus formas y colores.

Hablaron mucho de la suerte que tuvieron de que justo a la profesora de física le agarrase diarrea y no haya venido al colegio, siempre les daba una mezcla de asco y risa al hablar sobre eso.

Mary vió una mariposa pasar y comenzó a hablarles sobre lo maravillosas que son, a lo que los chicos escucharían atentamente.

Pasaron cuatro horas en aquel cerro. Jugaron, hablaron y se cayeron un montón de veces.

Se hacía de noche y pasó de nuevo otra mariposa, y fué ahí cuando Finney rompió el silencio.

-Hay tantas cosas que quiero decirle a mi padre. . . -Suspiró, y quedó pensando. El padre de Finney y Gwen era un borracho abusivo, nada comparado al padre de Mary, que era un amor.

Mary lo miró, algo triste por lo que estaba pasando en la casa de Finney, entonces, decidió responderle:

-Dícelo a las mariposas. -Dijo, esperanzada de que entendiera.

Finney sí entendió y sonrió. Era un "código" que usaban los tres. Significaba "cuéntame tus problemas" o "desahógate", y les servía mucho a los chicos para no hacer tan pesados sus traumas.

🍂 ||~ᴘʟᴀᴛᴏɴɪᴄ ʟᴏᴠᴇ~ || 𝐹𝒾𝓃𝓃𝑒𝓎 𝐵𝓁𝒶𝓀𝑒/𝒮𝒽𝒶𝓌 || 📞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora