MI QUERIDO LOKI (UNA HISTORIA DE INFANCIA)

3 LA ESPADA (LOKI TIENE SEIS AÑOS)

Y menos mal que Thor salió de sus recuerdos antes que sus amigos, los tres guerreros llegaran a buscarle dando grandes gritos por los pasillos. Se limpió la nariz con el dorso de la mano, y salió a toda prisa. No quería que le sorprendieran de nuevo llorando por Loki.

Los encontró a la mitad del camino entre la puerta de la alcoba y las escaleras, con grandes aspavientos, Volstagg y Fandral le dijeron que no se escondiera más, que había fiesta en casa de Balder y que requerían su presencia.

-Para las tristezas, un barril entero de hidromiel- farfulló Volstagg, ya bastante achispado con cerveza y vino bebidos previamente.

-¿Quién dijo que estoy triste? ¡Vamos a la fiesta, amigos!

El motivo era siempre lo de menos, lo importante era reunirse y alborotar. Tal era el carácter festivo y ruidoso de los asgardianos, principalmente de los guerreros. Thor era el ejemplo a seguir, siempre dispuesto, alegre, gran bebedor... aunque para todos fue evidente que algo había cambiado desde su incursión en Midgard. Estuvo presente, bebió moderadamente, rió sin perder la compostura y más bien observó a sus amigos, participó poco en las charlas y se quedó callado ante los alardes de los tres guerreros en su batalla con el destructor. Ya había pasado suficiente tiempo y seguían solicitándoles que contaran detalles de ese encuentro.

Era difícil mencionar los detalles de la pelea sin hablar sobre Loki. Y si Thor no hubiese estado presente, no había porqué callar... siempre tendrían una palabra dura y burlona para su ahora extinto Rey. Porque Loki fue Rey de Asgard, al menos por breve tiempo. Rey legítimo.

-Fue una gran pelea... casi tan enorme como la de Thor contra Loki- declaró de improviso uno de los guardias.

Todos guardaron un silencio sepulcral y miraron al Dios del trueno casi con temor. Nadie hasta ese día, se había atrevido en su presencia, a mencionar el choque terrible entre los hermanos. Pero Thor sonrió y suspirando ruidosamente dijo:

-¡Claro que fue una gran pelea! Mi hermano sabía pelear, un gran adversario... ¡Loki era terrible cuando desbordaba su ira! Y muchos aquí pueden atestiguarlo, Balder lo puede asegurar... ¡Yo mismo entrené a su lado!

***

PASADO

Era el día mas importante de su vida.

Lo había soñado por largo tiempo. Por fin su padre había accedido a llevarle hasta los campos de entrenamiento. Al fin vería de cerca a los famosos Einherjar y guardias reales entrenando. No como siempre los veía, vistiendo lustrosas armaduras y tan firmes y tiesos como estatuas, resguardando su seguridad y la de su familia. Quería verlos en acción, peleando, empleando sus espadas y montando sus caballos mientras gritaban y se lanzaban en luchas incansables.

Al menos así imaginaba Thor, a sus ocho años, que serían los entrenamientos de los ejércitos de Asgard. Y además de que los vería de cerca, quizá su padre le permitiría acercarse y si tenía buena suerte, alguno aceptaría que le demostrara que a pesar de su edad, sabía blandir una espada con mucha ligereza y habilidad...

Porque tenía una espada. No una de juguete, sino una de verdad. Padre se la había regalado hacía poco. No tenía filo, pero era de acero, y con una empuñadura cuajada de diamantes, bien balanceada, con un tahalí y una bandolera de cuero labrado con las armas de la familia real. No era un adorno solamente. Para Thor era un arma muy real.

De modo que llevaría la espada... si la dichosa espada aparecía... Sacó todo de sus cajones: Ropa, libros, juguetes... revolvió una y otra vez sus pertenencias y no la encontraba por ninguna parte.

-¡Thor, tu padre te llama!- se escuchó cerca la voz de la reina Frigga, apurando a su primogénito para no desesperar a Odín. Thor chasqueó nervioso la lengua y siguió buscando infructuosamente. Esa misma mañana, lo podía jurar, la había lustrado y preparado él mismo. Dejándola arriba de su mesita de noche, lista para tomarla apenas su padre le confirmara que podía acompañarle a visitar las tropas. -¡Thor, se hace tarde!- repitió la voz de su madre, desesperándolo.