MI QUERIDO LOKI (UNA HISTORIA DE INFANCIA)

6 HERMANOS DE SANGRE (LOKI TIENE DIEZ AÑOS)

Odín mostró su satisfacción ante la monta de su hijo pequeño. Pensaba que el chico mostraría temor a la presencia del animal, un hermoso potro paint stallion, con mucha energía y de naturaleza algo inquieta, del que se había prendado en uno de sus tantos viajes y que adquirió con la finalidad de obsequiarlo a Loki.

Pero el pelinegro lo amó a primera vista: era un caballo a la medida de sus sueños. Montó con decisión y tomó la rienda con mano firme, paseándolo a trote ligero por el jardín del frente y obteniendo entonces el permiso paterno para acompañar a los demás en su paseo por el bosque de las afueras de la ciudad.

-Muy pronto han dejado los asuntos de niños y ahora, prefieren diversiones más complicadas... ¿No es demasiado riesgo, querido?

-Tu temor de madre es natural. Sabes que ahora estarán más expuestos y menos bajo tu vigilancia, esposa mía... pero tus hijos han nacido para llegar muy lejos. Nada los podrá detener... mira a Loki. Parece que tiene más edad y no solo diez años. Y Thor tiene la complexión de un adolescente mayor.

-La complexión... y los intereses...- se quejó Frigga, antes de retirarse.

Odín sonrió con orgullo. Aceptando para sí mismo que ella tenía razón. Thor despertaba a la adolescencia plenamente consciente que se estaba convirtiendo en un imán para las chicas y hasta para los chicos. Su rango, su poder y su físico, les impresionaba con facilidad. A sus doce años, era ya tan alto como su padre, su cuerpo fuerte y elástico le daba un porte elegante y diferente, parecía un chico de quince o más. Y por supuesto, su habilidad innata para sonreír con malicia, derretía los corazones de las niñas y jovencitas de las familias amigas a la casa real. Por si fuera poco, Thor comenzó a descubrir su habilidad para dominar el trueno, lo que atraía la admiración de los jóvenes.

Durante las lluvias intensas, cuando las nubes eran más cerradas, el adolescente se enteró que casi con solo desearlo, podía convocar el choque de energías y producir tormentas eléctricas a su antojo. Ante esto, el Padre de Todo le reveló que a él se le confiaría el poderoso martillo Mjölnir, y que el día que pudiese levantarlo, ese día indicaría que ya estaba listo para la responsabilidad de utilizarlo y que entre tanto, mucho debía prepararse tanto física, como espiritualmente.

-Así que Padre te permitió tocar a Mjölnir e intentar levantarlo... ¿No pudiste, supongo?- rió Loki, acompasando el trote de su nueva cabalgadura a la de su hermano.

-Nadie puede hacerlo... pero me aseguró que yo lo haría muy pronto. Seré el dueño del martillo y de su poder. ¿Lo preguntas por que sientes envidia, hermanito?

-¿Envidia yo? ¡No, por supuesto que no! Solo que siempre pensé que no tenías don alguno... excepto el de desarrollar músculos.

Tocado en su vanidad, pero disculpando como siempre las frases del menor, Thor no encontró mejor manera de sobreponerse a su comentario, que forzándolo en el terreno que sabía era más débil... el del ejercicio físico.

-Me gusta tu nuevo caballo... probemos si es tan bueno como parece.- dijo Thor, picando los ijares de su cabalgadura para salir a escape rumbo a una valla de arbustos altos, los cuales saltó limpiamente. Volvió grupas y retó- Ahora tú, hermano. Salta.

Loki dudó breves instantes, luego, enfiló rumbo a los arbustos, dispuesto a demostrarle a su hermano mayor que no sentía ningún miedo. Saltó con limpieza también, logrando arrancar en Thor comentarios favorables, pero sintiendo que el corazón se le escapaba del pecho. Se prometió a sí mismo pensarlo dos veces antes que volver a hacerlo.

-¡Vamos, Loki! Cabalguemos rumbo al río... ¡Allá nos esperan los demás!

***

A mediodía, todos los jóvenes que habían acudido al paseo por el bosque se decidieron a entrar al río en busca de un refrescante chapuzón. Los varones, osados, nadaron hasta el medio de la corriente y solo algunas de las mujeres se atrevieron a meter los pies y permanecer muy cerca de la orilla.